FILIPINAS (LUZÓN, BOHOL, EL NIDO)

Filipinas es un país que tenía en mi agenda desde hace unos años, primero porque era un lugar no muy visitado, cosa que yo siempre aprecio, y luego que me había informado y todos los que lo visitaban coincidían en que era un precioso lugar. Así que tras visitar en el comienzo de este viaje el Taj Mahal en India tenía claro que después iríamos en busca de este lejano país.

La primera duda que se tiene al planear una escapada al archipiélago de Filipinas que cuenta con más de 7,000 islas es cuáles de ellas visitar, y esto desde luego es lo más importante de todo y lo que seguramente os lleve más tiempo planificar. Tenéis que pensar qué os gusta, ¿playas desiertas para descansar? ¿lugares para bucear o hacer snorkel? ¿naturaleza? ¿volcanes?.

Despúes de mucho leer e informarme, y dado que no queríamos sólo playa y playa si no más variedad decidí decantarme por ir al Volcán Pinatubo, visitar la isla de Bohol y la más turística de Palawan con El Nido, para pasar también un día y conocer Manila. Si queréis más un plan de playas, submarinismo o tranquilidad, podéis leer acerca de otros lugares como Boracay, Siargao, Siquijor, Malapascua, Bantayán, Camiguín, y en Palawan otros sitios como Puerto Princesa, Port Barton o la cercana isla de Corón.

Antes de empezar, unos consejos que me he permitido daros sobre lo qué llevar a este viaje, espero que os ayude:

QUÉ LLEVAR EN LA MOCHILA PARA IR A FILIPINAS

Estos son los destinos que visitamos en nuestro viaje por Filipinas, si os interesa más alguno de ellos podéis ir directamente con los siguientes enlaces, aunque yo os recomiendo con paciencia SEGUIR LEYENDO esta entrada y ver todos en orden… 😉

VOLCÁN PINATUBO

BOHOL

EL NIDO

MANILA

Llegamos a Manila (Terminal 3) un martes 12 de marzo a las 14:55 con escala previa de 4 horas en Kuala Lumpur procedentes de Jaipur, India.

Desde el aire ya vemos la grandiosidad de esta megaciudad, y es que si contamos todo el área metropolitana conocida como la Gran Manila, se convierte en una gigantesca mole de más de 20 millones de habitantes, que la coloca actualmente en el top 10 mundial.

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Por primera vez en mis viajes largos llevamos equipaje para no facturar, apenas una mochila de 50 litros con lo que no tuvimos que esperarlas ni correr el riesgo de que nos las pudieran perder, además hicimos los trámites de inmigración muy rápidamente así que en poco tiempo ya estábamos dirigiéndonos al exterior.

Antes de irnos del aeropuerto teníamos que sacar dinero en un cajero, y sólo pudimos disponer de 10,000 pesos (unos 170€ al cambio de ese momento). Todas las opiniones que había leído antes de llegar hablaban de la mejor opción que es cambiar dinero ya que el tipo de cambio solía ser bueno, pero nosotros al venir de India, no ibamos a llegar con todo el dinero en efectivo.

Lo segundo y muy importante y que os aconsejo 100% es comprar una tarjeta SIM para poder tener datos en el país. Hay dos empresas Globe y Smart, podéis decantaros por la que queráis, nosotros cogimos la primera. En un stand y atendidos por dos chicas super simpáticas que además hablaban español nos pusieron en mi móvil una tarjeta de 4GB por 599 pesos (unos 10€) (hay varias opciones con diferentes precios). Tendríamos ya internet para el resto de días.

Salimos al exterior y aquí os hago una nueva recomendación, y es que os descarguéis antes de incluso de llegar al país la aplicación Grab, es la versión Uber del país asiático, y funciona muy bien. Antes de llegar podéis añadir en favoritos, como hice yo, los destinos a los que tenéis pensado ir, así no perderéis tiempo.

Dado que lo que habíamos programado para el primer día era ir directamente cerca del volcán Pinatubo para hacer un trekking hasta él al día siguiente, pedimos al chófer del Grab que nos llevara desde el aeropuerto a la estación de autobuses VICTORY LINER BUS TERMINAL en PASAY. Eran aproximadamente las 16h, incluso antes de lo que habíamos previsto. Ya había leído del tráfico infernal de la ciudad y ya tuvimos nuestra primera toma de contacto con él, cogimos un buen atasco y tardamos unos 40 minutos en hacer los apenas 6 kilómetros que la separan del aeropuerto, pagamos 200 pesos por el trayecto (3.4€).

Entramos en la estación y fuimos a comprar los billetes con destino la localidad de Capas. Pagamos 205 pesos cada uno (3.5€) por un viaje de 115 kms. Compramos dos perritos, patatas y bebidas por las que pagamos 260 pesos (4,4€) y esperamos hasta las 17h que saldría nuestro autocar. La gente que nos atiende y que nos encontramos es muy amable, tenemos una muy buena primera impresión del país. El calor es pegajoso y sofocante, y eso que está nublado.

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A la hora acordada subimos al autobús, que la verdad estaba muy bien, con el aire acondicionado a tope y bastante cómodo, tenía incluso wifi, todo pintaba muy bien, pero al salir al exterior todo lo bueno se esfumó, en plena hora punta de salida del trabajo, cogimos un monumental atasco, en una hora habíamos avanzado 5kms, y 17 en 2 horas!!! Una vez salimos de Manila fuimos cogiendo velocidad y finalmente llegamos a Capas a las 21:30h nada menos. Estábamos agotados, tras 2 vuelos y 4 horas y media de autobús. Cenamos en un Mcdonalds (350 pesos — 6€) y todavía nos quedaba media hora para llegar a lo que sería nuestro alojamiento. Por indicación del hotel lo mejor era coger un triciclo que nos llevara, y así hicimos, negociamos precio y nos metimos como pudimos los dos con las maletas y nos pegamos otra media hora como sardinas enlatadas. Por fin llegamos a las 22:35h al sitio donde pasaríamos la noche, pagamos el trayecto de 300 php (5€) y ya para rematar el día aparece por ahí un empleado, nos da dos sábanas pequeñas y dos toallas roñosas y nos lleva hasta nuestra «lujosa» habitación y nos dice que hasta el día siguiente a las 6 de la mañana, así, sin más explicaciones. Ya no había ganas ni de discutir…

El tamaño de la habitación, con un espacio entre litera y pared que no cabía yo de perfil, e intentando hacer de «tripas corazón», nos dimos una ducha y nos fuimos a dormir.

Había sido un día duro, como los que hay a veces en los viajes, y lo sabíamos, pero preferíamos esto de dormir junto al volcán que otra opción elegida por otros viajeros de hacer la visita y el trekking en el mismo día saliendo de Manila bien de madrugada.

Esta es la ruta que habíamos hecho en Filipinas en este agotador día, y ese el tiempo estimado… sin atascos, claro.

Hacia Pinatubo

Día 2. Volcán Pinatubo – Manila

Nos levantamos a las 6 de la mañana después de dormir bien por supuesto con el aire acondicionado encendido toda la noche.

La decisión de visitar el volcán Pinatubo fue lo que más dudé de todo el viaje dado que no disponíamos de mucho tiempo. Aprovechando la tierra de volcanes que es Filipinas me parecía una buena oportunidad para visitar uno, no en vano hay hasta 53 activos en todo el país. Sopesamos la opción de ver algunos como el Monte Mayón (a 500 kms de Manila), el Taal (a unos 90), dos de los más activos y más costosos en cuanto a víctimas y como no el volcán Pinatubo cuya erupción en 1991 es considerada una de las más violentas del siglo XX. Además conocer uno de estos volcanes nos permitiría ver un poco más el interior del país, alejado de las zonas más turísticas.

Salimos al comedor al aire libre donde ya conocimos al simpático dueño del alojamiento, Alvin, y que es verdad que me había atendido de manera exquisita vía mail. Tomamos un desayuno muy justito e ibamos a comenzar el tour que habíamos contratado con él. Nos llevaron junto a las otras 3 personas que completaría nuestro grupo de 5 hacia la zona de los jeeps para iniciar el tour. Eché de menos algo de explicaciones de lo que íbamos a hacer, menos mal que más o menos lo sabía porque me había informado. Nuestros 3 compañeros eran franceses, por lo visto muy aficionados a visitar el país, y más si hay algo de trekking, actividad que les encanta a nuestros vecinos.

Nos dirigimos a un lugar donde firmamos un papel de consentimiento y nos tomaron la tensión, cosa curiosa. Enseguida se acerca nuestro jeep amarillo, que poco menos que lo usaron los conquistadores españoles, a veces me preguntaba como podía seguir andando…

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Salimos a las 7, avanzamos un rato por la carretera y enseguida entramos en lo que fue el cauce de todo el torrente de lava y ceniza del volcán que llegó a bajar hasta a 100 km/h, impactante este paisaje más propio de la Luna.

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En este tramo íbamos relativamente cómodos, pero ay cuando el cañón se estrechó y comenzaron los baches y el vadeo del río… ahí a Manolo y a mí nos vino a la cabeza, como no… Islandia y la aventura que sufrimos allí vadeando también un río… al menos esta vez no conducíamos con lo que el miedo era infiniiiiitamente menor. Nos dio hasta para echarnos unas buenas risas.

Seguimos el curso de este río que gracias a que lleva poco cauce se puede remontar. Pegamos botes sin cesar durante aproximadamente una media hora en aquel trasto que parecía que iba a decir basta en cualquier momento. El camino a su vez se iba estrechando, y resultaba hasta fácil imaginar las avalanchas de ceniza caliente, lava y lahar bajando por este cañón que lo llenó de sedimentos llamados llamados depósitos piroclásticos.

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La proximidad del volcán ya se notaba en señales como esta, un río amarillo!!!

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Dejamos el jeep cuando el camino ya se volvió inaccesible con 4 ruedas y seguimos la ruta a pie, una caminata de menos de media hora por un entorno de naturaleza, ya más al que podemos estar acostumbrados.

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Y por fin llegamos al punto fuerte del tour, la preciosa vista del enorme cráter del volcán, un paisaje más típico de los Alpes por ejemplo que del otro lado del mundo. El tamaño da una idea de las dimensiones de la erupción, que afectó a nada menos que alrededor de un millón de personas y que soltó cenizas que llegaron hasta Singapur, a 2,400 kms de aquí. Soltó tanto dióxido de azufre que provocó un enfriamiento en el clima mundial de medio grado en los siguientes tres años, datos increíbles, ¿no?

El cráter tras esa erupción de 1991, redujo la altura de la montaña 300 metros (descendió de 1,745 a 1,486 m) y con el tiempo se llenó de agua creando este lago, en el cual nos dijeron que hace unos años incluso se permitía el baño pero falleció un turista y las autoridades finalmente lo prohibieron.

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Si estáis muy interesados aquí os dejo un documental extraordinario sobre aquella catástrofe natural que afortunadamente y gracias a las labores de detección, se pudieron salvar miles de vidas.

Comimos allí un plato de pollo con arroz que nos trajo uno de nuestros acompañantes y tras una hora hicimos el camino de vuelta.

Había leído que en esta zona había unos pocos habitantes del grupo étnico conocido como los aeta, considerados como africanos por sus rasgos y que tienen un origen incierto. Le pedí al que venía con nosotros si podíamos ir a su poblado, me parecía interesante, y la verdad que fue casi lo que más me gustó de la excursión. Subimos una pequeña colina y ahí estaba la pequeña aldea. Con una iglesia católica construida con la ayuda del gobierno coreano, pudimos ver sus humildes viviendas y su forma de vida más que sencilla, pero eso sí, nos recibieron con una sonrisa en la cara.

 

Entramos en la escuela donde repartimos un montón de pinturas, rotuladores y bolígrafos que llevábamos en la mochila desde España y que los niños apreciaron, tanto como también hacerse selfies con nosotros.

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Fue una visita que personalmente me gustó mucho, yo diría que tanto como la del volcán y que por supuesto os recomiendo si tenéis la oportunidad.

Si me preguntáis por esta visita al volcán y yo que siempre trato de «mojarme», lo recomendaría si tenéis muchos días o por ejemplo como etapa si subís al norte de la isla a visitar las terrazas de arroz de Banaue y Batad, si no, venir sólo para esto, no estoy seguro de recomendarla.

Regresamos al alojamiento sobre las 13h, con prisas ya por volver cuanto antes para evitar la hora punta en el tráfico de entrada en Manila. Pagamos los 1,200 pesos (20€) por la lujosa habitación, al menos era barata, y los 2,050 (35€) cada uno por la excursión y fuimos de nuevo en otro triciclo hasta Tarlac para tomar el bus de vuelta. Nos fijamos en los vistosos bus urbanos, los llamados jeepneys, normalmente decorados de manera bastante extravagante.

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Después de esperar un rato y ayudarnos más de un viandante para saber cuál teníamos que coger, pagamos 400 pesos (unos 7€) y reemprendimos el camino de vuelta a la capital. Esta vez no cogimos mucho tráfico con lo que apenas en dos horas y media llegamos a Manila.

Ese día había reservado un apartamento en el centro con Booking.com, llamado Seven Doors Aparthotels en uno de los rascacielos más altos de la ciudad, concretamente el que nos dieron estaba en el piso 57 de un total de 71.

Esperamos que nos dieran las llaves y alucinamos con lo bien que estaba el apartamento, por los que pagamos 3,250 pesos (55€). Fijaos las vistas.

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Sabíamos que había una espectacular piscina en la planta 35, así que nos pusimos el bañador y para allí que nos fuimos, y la verdad que alucinamos, qué vista del Skyline para ver el atardecer desde una tumbona!!

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Como estábamos muertos de hambre bajamos a buscar un sitio para cenar. La zona donde estaba nuestro alojamiento llamado Makati es de las más aconsejables para dormir, junto quizás con Malate. Es la zona financiera de la ciudad y está llena de edificios gigantescos y desde luego con un skyline que por ejemplo en toda Europa no encontraréis. Cenamos en un Pizza Hut, 2 pizzas grandes con bebidas (1,290 pesos (22€)), tomamos algo en un bar cercano y subimos a la habitación a dormir, estábamos agotados tras el madrugón y el día tan movidito…al día siguiente dejábamos la isla de Luzón para ir a la de Bohol.

Y nos fuimos a dormir con estas vistas junto a la cama, no están mal ¿no? 👌😉

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Día 3. Bohol

A pesar de que nuestro vuelo salía a las 11:25h y dado el tráfico que tiene esta ciudad, preferimos ser previsores y levantarnos con tiempo. Pedimos un coche con la aplicación Grab y afortunadamente en unos 30 min estábamos en el aeropuerto (unos 10kms de distancia). Pagamos 360 pesos (6€) por el trayecto y nos dejó en la T4, la terminal doméstica. En todos sitios recomiendan un mínimo de 3 horas de escala en este aeropuerto, que es enorme, para llegar tranquilo a la salida del siguiente avión, tenerlo en cuenta.

Volamos de nuevo con Air Asia, que reservándolo con tiempo nos había salido muy barato, pagamos sólo 37€ cada uno. En el checkin no nos pesaron tampoco la mochila así que pasamos con ella sin problemas, desayunamos algo y a esperar en una abarrotada sala desde donde salían todos los vuelos internos.

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La decisión de ir a Bohol fue bastante meditada. Como ya dije no es fácil decidirse a la hora de elegir destino en el país.

Una de las cosas al empezar a informarme que más nos apeteció hacer fue la posibilidad que ofrecía el país de poder nadar junto al tiburón ballena, ya que cerca de sus costas es uno de los mejores sitios del mundo para hacerlo. La opción más famosa y accesible es en Oslob, en la provincia de Cebú, aunque cuando leí a fondo y descubrí que alimentaban a los mismos con pescado para que se acerquen a los turistas, (estos mamíferos de hasta 12 metros se alimentan de plancton), que hace también que ya no emigren lo que afecta a su reproducción y todo el estres que les provoca, decidimos ser ante todo respetuosos con el medio ambiente, y desechamos de raíz esta opción.

Hay otros lugares donde se hace de manera más sostenible, como Donsol, Padre Burgos/Pintuyan o Puerto Princesa, pero no nos cuadraba porque sólo teníamos 11 días para conocer el país así que lamentablemente tuvimos que dejarlo para otra ocasión.

Aterrizamos a las 12:55h en el nuevo aeropuerto de Panglao, que habían inaugurado afortunadamente unos pocos meses antes de ir, y digo afortunadamente porque antes se aterrizaba en Tagbilarán, que se encuentra más lejos de la pequeña isla que es Panglao, situada al suroeste de la isla de Bohol y donde se concentran la mayoría de los hoteles.

Nuestro alojamiento se encontraba justo al lado del aeropuerto así que llegamos enseguida con un transporte del hotel. Decidimos cogerlo cerca de la zona más turística de Panglao, Alona Beach, para así poder tener algo de animación una vez que anochecía, recordemos sobre las 18:30h.

El hotel se llamaba Island World Panglao y si me enamoré de las fotos en la web de Booking, la realidad lo corroboró. Se compone de una serie de bungalows alrededor de una piscina, que si bien como suele pasar en Filipinas el interior de los mismos era bastante austero, he de decir que estuvimos en la gloria y lo recomiendo 100%.

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Dejamos el equipaje, y como era la hora de comer, caminamos bajo un sol de justicia el pequeño trayecto de unos 5 minutos que había hasta la carretera principal para llegar a un restaurante italiano que había leído que estaba cerca, llamado Giuseppe, donde pedimos un plato de pasta y con bebidas pagamos 1,070 pesos en total (18€) pero que tampoco nos pareció espectacular el sitio, no repetiríamos.

Volvimos al hotel y teníamos pensado tomar esa tarde de relax, así que hablamos con la recepción para darnos un baño en la playa cercana de Dumaluan, mucho mejor que la famosa Alona. El hotel disponía de un transporte gratuito tanto a esa playa como a Alona con lo que lo tomamos y en unos 10 minutos un simpático chaval nos acercó a la playa. Para la vuelta nos dió su número de teléfono para que le enviáramos un wasap y pasar a recogernos… espectacular el servicio, ¿no?

Pagamos una pequeña tasa por entrar y os recomiendo que caminéis hacia el oeste, donde para mí está la mejor zona de la extensa playa. Toda esta costa está llena de hoteles que conservan sus playas privadas y que en teoría no puedes tumbarte frente a ellos, hay incluso personal de seguridad vigilando. Finalmente encontramos un tramo más tranquilo y ese fue el lugar que elegimos. En algunos tramos había algas en los bordes, pero en general la playa estaba bonita.

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Caminé hacia el este porque había oído que la playa conocida como White Beach está muy bien también, pero no me lo pareció, así que recomiendo mucho más que permanezcáis en Dumaluan.

Estuvimos un par de horas para volver en el transporte al hotel, nos dimos un baño en la estupenda piscina y nos arreglamos para ir a la zona de Alona para cenar.

De nuevo utilizamos el transporte del hotel para llevarnos en una mini van a Alona, que se encuentra a apenas un kilómetro y medio. Enseguida vimos que la zona es la típica hecha para turistas, con una calle principal que baja hasta la playa llena de restaurantes, salas de masaje, alguna de souvenirs y agencias de tours.

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Ya en la playa hay más restaurantes, muchos de los cuales ofrecen su «género» en la puerta, lo cual resulta bastante curioso.

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Tenía apuntado uno que además contaba con música en directo, así que nos acercamos a ver si nos gustaba, este era el Coco Bar. Estaba lleno de gente y hasta nos costó encontrar mesa. Pedimos entre otros platos algo de carne al estilo filipino, la primera comida local que íbamos a probar. 

Estuvimos agusto porque la verdad es que el grupo que cantaba en directo lo hacía bastante bien. Pagamos por 4 platos en total y bebidas 1,150 pesos (unos 20€).

En toda esta zona nos sorprendió ver a europeos más bien maduros acompañados de jovencitas locales, práctica que parecía bastante extendida y que ya había leído antes de ir. Por lo que pudimos saber las contratan en la cercana Cebú y luego pasan el tiempo en esta isla. En El Nido por ejemplo no veríamos nada de esto.

Tras la cena seguimos caminando y llegamos a un hotel de 5 estrellas llamado Henann Resort con música y bastante ambiente donde tomamos algo, lo recomiendo también.

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Finalmente regresamos en el transporte del hotel y nos fuimos a dormir, al día siguiente de nuevo tocaba madrugar mucho.

Esta es la situación del hotel y los dos pequeños trayectos que habíamos hecho ese día por la isla de Panglao.

ISLAND WORLD PANGLAO

Día 4. Balicasag

Una de las excursiones más típicas de hacer en Bohol y que ofrecen en todas las agencias es un tour a la cercana isla de Balicasag, así que ya desde Madrid contacté con un español que tiene una agencia y organicé con él la excursión, lo siento, soy muy previsor.

Encargamos el desayuno, que no está incluído en el precio de la habitación, a las 5.40h, por el que pagaríamos 200 pesos (4,2€) y a las 6 teníamos el transporte preparado de la agencia que nos llevaría hasta la playa.

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Llegamos a la playa de Alona y por supuesto como siempre en estos casos, no éramos los únicos, aquello era un bullir de gente, cosa que como siempre detesto, pero el bonito amanecer sobre la playa hace que me olvide 😜

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Nos atiende una chica muy simpática y nos «busca» a dos barqueros para hacer la excursión, y ahí nos tocó la lotería.. pero para mal… saludamos y de mala gana nos contestan, comenzamos el viaje, para empezar todas las barcas (llamadas bangkas) hacen un ruido horrible, por eso os recomiendo tapones para los oídos, no es coña, allí me lo agradeceréis, después de varias horas oyendo ese ruido uno se puede volver loco. La excursión la cogimos solo para nosotros dos, así que sabíamos que pagaríamos un poco más, concretamente 4,000 pesos en total (unos 65€) por 6 horas de tour.

La primera etapa del viaje, y por eso cogimos la opción que sale tan temprano (hay otra versión más barata que sale un par de horas de después) es avistar un grupo de delfines que siempre se mueven alrededor de la isla de Balicasag, a la que por cierto llegamos en unos 40 minutos, y eso a pesar de que nuestra barca era la más lenta de todas. En esta imagen podéis ver la aglomeración de barcas, y aunque vemos la banda de delfines aparecer un par de veces, supongo que estresados ante tantos visitantes no se hacen ver mucho, sinceramente, una de esas experiencias que yo llamo «turistada» masiva.

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Como no daba el tema para más el barquero nos aconseja acercanos a la isla de Balicasag para el plato fuerte del tour, hacer snorkel alrededor de ella. Esta minúscula isla es famosa por la visibilidad de sus aguas y por sus fondos marinos, sobre todo para hacer buceo. La verdad que comenzamos a disfrutar con el paisaje, el color de sus aguas y que sobre todo ya no había tanta gente, repartida por un amplio espacio.

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Dejamos la bangka atracada en la isla y se aproxima un lugareño, este un poco más simpático que nos dice que cojamos el equipo de snorkel que hay en la barca y nos metamos en un pequeño bote que nos llevaría a otra zona cercana. Le pedimos que se aleje lo más posible.

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Nos encanta la zona y estamos expectantes por zambullirnos.

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La primera parada es una zona de fondo arenoso donde estaba previsto ver tortugas. Nuestro compañero, dada su experiencia, enseguida nos avisa de que nos sumerjamos, que ya ve alguna, lo hace varias veces y efectivamente sin apenas dificultad, las vemos ahí al lado, tranquilos, sin gente alrededor, lo más importante. Me sumerjo con mi cámara acuática y puedo acercarme, no fue parecida a la maravillosa experiencia que tuve en Riviera Maya, con una prima hermana de estas, pero estuvo bien y disfrutamos del momento. Aquí os dejo un pequeño vídeo.

Luego nos movemos un poco para ir a la zona de los corales, estamos también bastante sólos y tenemos suerte porque leí que muchas veces suele haber mucha aglomeración en esta zona, sobre todo de chinos pisando y arrancando muchos de ellos el coral al que pueden llegar sin sumergirse. Vemos sobre todo estrellas de mar de color azul que son las más vistosas. El snorkel no está mal aunque quizás esperaba algo más, sobre todo más variedad de peces.

Lo mejor es el buceo y buscar si podéis arrecifes más alejados y poco frecuentados que conocen las mejores agencias de «diving». Nosotros íbamos con los que íbamos y poco más podíamos hacer, aún así tengo que decir que lo pasamos bien, aunque el que haríamos en El Nido unos días más tarde, estaría mucho mejor.

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Después de unos 30 minutos el bote nos devolvió a la isla donde nos dejaron algo de tiempo libre para explorarla.

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Nos bajamos y la verdad que no hay mucho que ver, hacía mucho calor, dimos una vuelta para ver el poblado de gente que vive allí de la forma más humilde. Por supuesto los niños los más divertidos, bien acostumbrados a ver a gente.

Nos alojamos un poco y vimos playas, que aunque no eran de las que enamorarse, estaban desiertas y son de las que me gustan, salvajes y poco transitadas.

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Cuando nos cansamos volvimos y ya fuimos a nuestra última etapa, la Virgin Island. Para esta iba con poca expectativa porque aunque el sitio es idílico, de nuevo la aglomeración le hace perder todo su encanto a priori, pero tuvimos suerte y debido a estas bajas expectativas, la sorpresa fue muy grata.

Ya donde «aparcamos» nuestra barca prometía, qué aguas, cero rastro de algas, de contaminación, impresionante!!!

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Nos bajamos de un salto para disfrutar de la playa, ansiosos. Es verdad que había gente en la playa, como no, pero no tanto como esperaba. Pudimos avanzar hasta el final de la manga del mar, que aunque con la marea algo alta, todavía se veía algo de arena, y guau!! esta era la imagen de playas idílicas de Filipinas, fue nuestro primer lugar de dejarnos con la boca abierta de par en par.

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Aquí no pudimos evitar estar un buen rato, hasta que nos cansamos. Por supuesto el agua estaba buenísima, a una temperatura ideal y parecía más una piscina infinita que el propio mar.

Cuando nos cansamos de estar ahí volvimos ya hacia nuestra bangka para ya regresar al punto de salida al que llegamos antes de las 13h.

El final nos dejó tan buen sabor de boca que dejamos de pensar en el mal servicio que nos habían dado nuestros «barqueros», aunque no evité decírselo a mi contacto en Filipinas. Me dijo que como suele pasar, ellos no controlan el eslabón final, es decir las personas que van con los clientes en el barco, que digamos que lo subcantratan, pero no creo que sea una excusa porque eso lo tendrían que cuidar mucho más. Por ello no voy a dar publicidad a esta agencia, ni tampoco negativa porque el trato en todo momento de esta persona vía wasap fue exquisita.

Teníamos hambre así que buscamos un lugar para comer en Alona. Nos detuvimos en uno que tenía buena pinta y estaba bastante lleno, y este fue nuestro lugar favorito, el Oasis Resort, junto al Bugsay Bar. Tiene una amplísima carta con comida de todo tipo. Nos pedimos unos rollitos que nos enamoramos de ellos, y comimos fenomenal con estas vistas al mar. Lo RECOMIENDO AL 100%. De cervezas os encontraréis por todos sitios la San Miguel, ¿sabías que la célebre marca española nació en Manila en 1890?

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Pagamos 1,180 pesos (20€) por 4 platos, postre y bebidas, y eso que estábamos en el lugar más turístico de la isla, esto dice todo de los precios de este país.

Regresamos al hotel en un triciclo y dado que nos quedaban unas dos horas para que anocheciera y por no quedarnos tumbados sin hacer nada decidimos buscarnos la vida para ir a visitar alguna cascada. Hablamos con un chavalito del hotel, Leonil, con el que hicimos una buena amistad y nos consiguió un transporte para ir a las cascadas de Camugao.

Llegamos en unos 50 minutos, que aproveché para charlar con Leonil y el chófer, ambos majísimos. Pagamos una pequeña cantidad por entrar y la primera vista que se tiene de ella es desde arriba, así que descendimos para verla más de cerca. La verdad que me gustó mucho el entorno, lo único malo era que al ir en principio de temporada seca y tras unos 15 días sin llover según nos decían, había poco cauce.

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Me dí un chapuzón y me coloqué incluso debajo de la cascada y fue un momento grandioso, me encantó el baño. Apenas había unas 5 ó 6 personas así que estuvimos muy tranquilos.

Nos sigue sorprendiendo el buen carácter de los filipinos, enseguida que les dices ¿cómo estás? que sé que equivale a la frase en tagalo ‘Kumusta?’ esbozan una sonrisa y se muestren de los más afables.

Después de un rato ya regresamos al coche para volver al hotel, no sin antes parar en la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción, conocida también como Iglesia de Baclayon. Construida en el año 1596 se la considera el mayor ejemplo del pasado colonial español en la isla. Sufrió graves daños en un terremoto en 2013 pero fue restaurada y abierta de nuevo en 2017. Una lástima que llegáramos cuando ya estaba cerrada.

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Muy cerca hicimos otra parada para ver una estatua emblemática, la conocida como Blood Compact Shrine, que simboliza la firma entre el explorador español Miguel López de Legazpi y Datu Sikatuna, jefe de Bohol, para sellar su amistad en 1565.

Lo pasamos muy bien con el gran Leonil, que chaval más majo.

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Esta es la ruta que habíamos hecho esa tarde.

Camugao falls

Nos dejaron en el hotel donde preguntamos por los masajes y contratamos uno para las 23h, por sólo 500 pesos (9€!!!!). Fuimos a cenar a Alona donde de nuevo cenamos en el Oasis Resort, otra vez estupendamente.

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Y tras tomar algo regresamos para el señor masaje, y buff, fue estupendo, cómo lo disfrutamos, y no perdimos la opotunidad de reservar otro para el día siguiente.

Día 5. Bohol

Este día habíamos reservado un tour por la isla, lo hicimos con un conductor que nos buscó el de la agencia con la que fuimos a Balicasag casi como favor porque no se dedicaba a ello, pagamos 3,500 pesos (60€) por el tour para nosotros solos, desde las 7h hasta las 19h y haríamos unos 250 kms, de ahí que el precio fuera un poco más alto de lo normal. Queríamos aprovechar tanto el día y llegar incluso hasta la zona de Anda, la menos turística, que le pedimos madrugar mucho, así que a las 7 nos vino a buscar y comenzamos la ruta. Como era tan pronto y no había nada abierto, el conductor, que se llamaba Terrence, nos recomendó empezar visitando lo más lejano que le habíamos pedido, la cascada Can-Umantad, cerca de la localidad de Candijay, que había leído y visto fotos que me habían gustado mucho.

Os adelanto la ruta que haríamos este día.

Ultimo día en Bohol

Empezamos nuestro recorrido por el sur de la isla, conversando en inglés con nuestro compañero, algo tímido al comienzo pero que luego se fue soltando. Nos contó aspectos de su vida cotidiana que a mí me personalmente me gusta más que coger una moto por cuenta propia por ejemplo y perderse estas conversaciones. Nos dijo por ejemplo que los meses de más turismo son abril y mayo, y los más flojos agosto, septiembre y octubre.

Avanzamos por la carretera que recorre el sur, está en buen estado pero se cruzan muchos poblados y hay bastante tráfico, calcular que la velocidad media rondaría los 50 – 60 km/h. Desde el hotel hasta las cascadas, unos 120 kms, calcular 2 horas y media para hacer el trayecto.

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A medida que nos acercamos a Anda, veíamos cada vez se ven menos turistas y sólo población local. Empezamos a ver campos de arroz, algunos ya cosechados, con el grano secando en las cunetas de la carretera.

Para llegar a la cascada, los últimos 4 kilómetros son un suplicio, el camino está lleno de baches, y tardamos un buen rato en llegar.  Llegamos a un control donde no es posible seguir con el coche y nos ofrecen por 100 pesos (1,7€) llevarnos en moto. Si llegáis en la vuestra podéis continuar aunque tener en cuenta que el camino está muy bacheado. La entrada para sólo ver las cascadas son 20 pesos por persona (0,34€). Llegamos en moto cerca de la cascada donde ahora un guía nos acompaña y nos explica algunas cosas muy amablemente de este bonito y no muy visitado lugar. Desde allí y tras un corto paseo bajando unos escalones de piedra y madera, cruzamos un puente sobre el río que no lleva mucha agua por esa época. El paisaje la verdad que es muy chulo.

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Y al poco tiempo nos encontramos con la cascada, que tiene bastante más cauce que la del día anterior y es espectacular. Nos podemos bañar pero son las 9 y media de la mañana y no apetece mucho. Es la más alta de la isla, con 87 metros de caída.

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Regresamos y las motos nos llevan ahora a los espectaculares campos de arroz de Cadapdapan. Toda la zona está llena de arrozales, pero son las que se llaman Eleuterio Can-Umantad Falls and Rice Terraces Resort los que merecen una visita sí o sí. Me parecieron espectaculares, y más en la época del año en la que vamos, marzo. La combinación de los arrozales verdes, con el cielo azul y las vistas a lo lejos hacen de este sitio un sitio de los IMPRESCINDIBLES, y además sin apenas visitantes, al quedar lejos de la isla de Panglao, lo más turístico.

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Hay un pequeño bar donde podéis tomar algo o ir al baño, tras lo cual nos llevaron de vuelta al coche. Cruzamos de nuevo varios poblados donde en uno de ellos paramos y repartimos lo quedaba de lo que trajimos de España, libretas, rotuladores, pinturas y sobre todo globos, que se pelean por ellos como si fueran monedas de oro, como nos reímos, que buen momento pasamos.

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Esta zona tiene unos paisajes preciosos, llenos y llenos de arrozales, algunos todavía inundados.

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De allí fuimos a seguramente el paisaje más conocido de la isla y que aparece en todas las guías de Bohol junto con el pequeño Tarsier, estas son las Chocolate Hills, una formación geológica muy particular, compuesta por nada menos que 1,300 montañas con forma de conos, y cubiertas de una hierba verde que se vuelve marrón chocolate durante la estación seca (de febrero a julio), de ahí su famoso nombre. El sitio es muy turístico y está lleno de pequeños puestos, hay que pagar 50 pesos de entrada (0.85€) y subir un buen número de escaleras.

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Pero la recompensa lo merece, una paisaje precioso y cuyas colinas ya empiezan a tomar ese color marrón al estar en marzo en el comienzo de la temporada seca. Son realmente curiosas estas pequeñas montañas porque parecen calcadas unas a otras, como si estuvieran hechas con un mismo molde, un espectáculo digno de ver.

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Tras la visita fuimos a otro sitio típico de la isla, el llamado Bilar Man Made Forest, Un frondoso bosque de árboles de caoba que se extiende 2 kilómetros y que como su propio nombre indica fue creado por el hombre como reacción a la deforestación. Los árboles crean un túnel natural de lo más pintoresco y es inevitable bajarse y hacerse la foto.

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Siguiente parada, cerca de la localidad de Sevilla, nos encontramos con un famoso puente,  y no es el de Triana, es el Twin Hanging Bridge, un puente colgante de bambú y que por supuesto quisimos cruzarlo. Pagamos apenas 20 pesos (0.34€).

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El cruzarlo es muy divertido, y no apto para los que tenéis algo de vértigo, no veáis como se mueve el puente y como cruje, yo creo que es el primer puente que cruzo de estas características en mi vida. Pasamos un buen rato, lástima que no fuera más largo.

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Muy cerca y si os gusta este tipo de atracciones podéis lanzaros en una tirolina sobre el río, en el Loboc Ecotourism Adventure Park. Nosotros la verdad es que lo íbamos a hacer pero al final nos dió pereza y preferimos ir a comer ya.

Por el camino Terrence nos cuenta multitud de historias, que las famosas peleas de gallos son legales, pero sólo los domingos, o las palabras que comparten la lengua castellana y el tagalo, la mayoritaria en Filipinas, nos reímos enumerando él palabras como cinturón, basura, silla, y los números, que los pronuncian como nosotros.

Se acerca la hora de comer y hacemos otro de las atracciones turístico – festivas de la isla, quizás la mayor de todas, hacer un mini crucero por el río Loboc donde podréis comer en el propio barco, es el famoso Loboc River Cruise.

En la entrada te dan un número y esperas tu turno, todo muy bien organizado. Pagas 550 pesos (9.5€) cada uno y enseguida tienes un barco preparado, aquello va a toda prisa. Subimos a las 14:30h y enseguida nos ponemos a comer en el buffet, la comida pues bueno, no era un buffet de 5 estrellas más bien bastante low cost, pero nos arreglamos porque estábamos muertos de hambre.

 

El viaje podría ser de lo más placentero porque el paisaje es espectacular.

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Pero nos deleitan con unas canciones, que al principio pues hace gracia pero que a mí ya después de unas cuantas como que me cansaban, qué bonito es el silencio a veces…

A los 15 minutos da la vuelta y vuelve sobre sus pasos. El paisaje selvático nos encanta, con el agua de color verde y el cielo azul hacen el paseo de lo más recomendable.

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Como un poco antes de llegar al final hacen una parada para una turística exhibición de bailes de un grupo de niños, que aunque a mí ya suponéis lo que me parecen, pues bueno, si sirve para mejorar la vida de ellos, no me importa en absoluto, y más siendo niños.

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El mini crucero dura exactamente media hora, llegamos a las 15h de nuevo al punto de partida donde nos está esperando nuestro conductor. La experiencia, aún siendo muy turística, la recomiendo, aprovecháis el paseo que es agradable y coméis por un módico precio.

Después de esto, y antes de que cerrara sus puestas, que lo hacía a las 16h, fuimos en busca de otro de los puntos turísticos más importantes, a ver el famoso tarsier en el Philippine Tarsier Sanctuary cerca del municipio de Corella. Según me había informado, hay otro lugar donde se pueden ver, el Loboc Tarsier Conservation Area, pero este parece que realmente su objetivo principal no es la conservación de la especie si no hacer negocio, así que tenerlo en cuenta para vuestra visita.

Pagamos la entrada y nos recibe una chica muy simpática que va a ejercer las tareas de guía y nos acompaña por el espacio que tienen acotado y cerrado, de unas 8 hectáreas. Dentro hace un calor con humedad horrible, con lo mal que llevo yo eso.

Mientras caminamos, nuestra guía nos dice que hay 8 tarsiers y cada mañana salen los guías en su búsqueda para luego mostrárselos a los visitantes. Si váis, alucinaréis porque me pregunto cómo pueden dar con ellos… ¿llevarán un GPS o algo así?. La chica nos enseña a los 5 que tienen localizados ese día, y madre mía para ver alguno de ellos, son muy muy pequeños, de apenas 15 cms.

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Los tarsiers pertenecen a la especie de los primates y llevan en la tierra más de 45 millones de años. Hoy en día están considerados una especie en peligro de extinción. Son solitarios y tímidos, y si se estresan pueden llegar a suicidarse, no os digo cómo…

Aquí lo encontramos en su posición más «típica» e hice esta foto con el máximo zoom posible, tratándoles de molestarle lo menos posible. La verdad que esos ojos te hipnotizan, no en vano es el mamífero con los ojos más grandes del mundo en proporción al tamaño de su cuerpo. Tiene un aire al maestro Yoda de Star Wars ¿no?

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Son ya casi las 17h y nuestro guía nos aconseja un sitio que no tenía previsto en mis planes, una cueva en la que además podemos hasta bañarnos, la Cueva de Hinagdanan, que está ya al norte de la isla de Panglao, muy cerca ya de nuestro hotel. Pagamos una pequeña entrada y vemos la única sala que tiene.

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Lo más pintoresco es la laguna que tiene en medio, y hace tanto calor y veo un trío de franceses que se están dando un chapuzón, que me animo yo también, y la verdad que el agua estaba estupenda.

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Sobre las 18h de la tarde ya estábamos en el hotel y nos despedimos de nuestro amigo, con el que hemos hecho buena amistad. Lo contrataríamos para el día siguiente para llevarnos al puerto de Tagbilarán. Un abrazo campeón!!

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Del hotel fuimos a cenar de nuevo a la zona de Alona beach. Al ser sábado había más gente. Nos sorprende ver la cantidad de mujeres que ofrecen dar masajes directamente en la playa, preguntamos el precio por curiosidad, y nos dicen 1,200, cuando en el hotel pagamos 500… Cenamos donde siempre y volvemos al hotel porque tenemos el último masaje, de nuevo maravilloso y nos vamos a dormir.

Esta es la ruta que os recuerdo habíamos hecho en esta jornada, no hay nada como aprovechar el día.

Ultimo día en Bohol

Día 6. Bohol – El Nido

En nuestro sexto día en Filipinas tocaba dejar Bohol e ir a Palawan para visitar lo más turístico de todo el país, el maravilloso norte de esa isla junto con el archipiélago de Bacuit, cerca del famoso pueblo de El Nido. Debido al tiempo que se emplea en los traslados (por ello no os recomiendo muchos cambios de isla) íbamos a utilizar prácticamente todo el día para el desplazamiento.

Cuando fuimos nosotros no había la posibilidad de ir de manera directa desde Bohol a Palawan, había que cambiar de isla y partir desde Cebú en avión. Hay gente que vuela a Puerto Princesa, más al sur, y luego sube en van a El Nido, por ser más económico, pero nosotros preferimos volar con la compañía Airswift de Cebú directamente al aeropuerto de El Nido, es verdad que sale más caro, pagamos 12,368 pesos (unos 100€), para mí merece la pena pero cada uno que elija la opción que más le convenga.

Hicimos el checkout en el hotel, en el que pagamos por las 3 noches 10,080 pesos (173€), 1,100 (19€) por los desayunos y 100 (menos de 2€!!) por la lavandería. Qué pena nos dio dejar este lugar sin duda en el que más agusto habíamos estado de todo el viaje.

Teníamos el vuelo a las 15h desde Cebú, y para ir con tiempo, ya que puede haber retrasos y Cebú suele tener un tráfico bastante complicado, decidimos coger el ferry desde Tagbilarán a Cebú a las 9:20h. Por el ferry pagamos 1,380 pesos (24€) cada uno, con la compañía 12go Asia, así que tras salir del hotel y que nos llevara de nuevo Terrence, en apenas 20 minutos llegamos al muelle.

Deciros que poco más tarde de nuestro viaje pusieron un vuelo directo desde Panglao a El Nido, así que yo sin duda no me lo pensaría si volviera, ganaréis prácticamente medio día.

A las 8:30h llegamos al Puerto y salimos a las 9:20. Los asientos del ferry tenían muy poco espacio entre los asientos así que el viaje se hacía algo incómodo pero al menos con la tarjeta de Globe pude tener internet, por el tema del peso en la mochila como para llevar un libro 😉 En 2 horas llegamos a Cebú. Intenté coger un coche con la aplicación Grab cuando estábamos atracando, pero estaban todos ocupados, así que os aconsejo que lo hagáis un poco antes de llegar.

Salimos de la estación y no quedaba más remedio que coger taxi, los primeros nos piden 500, finalmente conseguimos que nos lleven por 300 pesos (5€), la aplicación Grab me había dado 263, así que no estuvo mal el precio. Como es domingo hay poco tráfico, en 20 minutos llegamos al aeropuerto de Cebú (si es un día laborable nos dice el taxista que se tarda más de una hora), así que nos sobra tiempo para comer tranquilamente y esperar el vuelo. Nos pesan las maletas y como no son más de 8 kg no pagamos suplemento.

La atención de la compañía fue muy buena, muy amables y el avión aunque pequeño, muy cómodo. Desde arriba teníamos unas espectaculares vistas de multitud de islas que íbamos sobrevolando.

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Este es el recorrido que habíamos hecho ese día, vuelo incluído.

Vuelo a El Nido

Llegamos a las 16:30h y nos estaba esperando allí el transporte gratuito de nuestro hotel, al que apenas se tardaba 5 minutos en llegar.

Lo del alojamiento en El Nido tengo que decir que es complicado, no porque no haya opciones, que hay muchas, sino porque la calidad-precio de ellos es la peor, me atrevo a decir, de todo Filipinas. Olvídense de precios baratos, por cualquier lugar por sencillo que sea os pedirán un precio alto, así que tras buscar y buscar, en el propio pueblo de El Nido, en la parte conocida como las Cabañas, Corong Corong… finalmente me decidí por no dormir en ninguna de estas y reservar en un complejo que está a 20 minutos de la zona más turística, junto a la playa llamada Lío Beach. Es un complejo de 3 hoteles con precios europeos, pero que nos pareció una buena opción dadas las tarifas y las críticas de otros alojamientos. Desde luego, por menos de 50€ podréis dormir en El Nido, pero lo que os encontréis eso ya cada uno a su elección.

El complejo tiene como he dicho 3 hoteles, uno llamado Covo, el de menor precio, luego está el Adlao, que tiene una tarifa un poco más alta y finalmente Casa Kalaw, el más caro y que tenía una amplia piscina. Nosotros optamos por el primero y pagamos 5,500 pesos por noche (95€) con desayuno.

Llegamos enseguida al complejo al que se accede por un camino de tierra cuyo último kilómetro es más digno de un hotel perdido en el monte que de esa categoría, qué baches!!!.

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En el check in como siempre mucha amabilidad y siempre sonrisas, da gusto con esta gente, todos saludan al pasar, los de seguridad, cocineros, etc..

Subimos a la habitación y comprobamos que era tal y como aparecía en las fotos, muy comfortable. Enseguida pusimos el aire acondicionado porque el calor era sofocante. Truco: supongo que muchos lo hacéis… cuando dejéis la habitación, llevaros la tarjeta de entrada del hotel, pero meter un carnet u otra tarjeta que llevéis para que quede conectado el aire mientras no estéis.

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Era casi el atardecer y como queríamos llegar a verlo, nos dimos prisa, dejamos todo y nos fuimos en busca de la van que nos llevaría gratis a El Nido, salen cada hora.

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En apenas 15 minutos estábamos en El Nido. Desde allí tomamos un triciclo a toda prisa por 150 pesos (2,5€) para dirigirnos a uno de los mejores sitios para ver la puesta de sol, la zona conocida como las Cabañas. Llegamos justo cuando el sol se escondía y las prisas merecieron la pena, qué belleza…

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Obviamente no éramos los únicos que no queríamos perdernos el espectáculo…

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Después de un rato y por la playa, fuimos caminando a las Cabañas Beach Resort donde tomamos algo tranquilamente. ¿Precios? una piña colada 180 pesos (3€). El sitio está muy bien y por supuesto lleno de turistas. Nos sorprende ver muchos perros sin dueño por todos sitios.

La playa está llena de bares tipo chill-out para cenar o tomar algo a pie de mar.

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Volvemos a tomar un triciclo para volver a El Nido y cenar. ¿El pueblo? pues la típica aldea que ha «explotado» con el reciente boom del turismo y se ha llenado de tiendas, restaurantes y agencias de tours por las islas, me recordaba mucho a Ao Nang en Tailandia, cerca de Krabi.

En El Nido estaríamos 4 noches, y para los dos días siguientes había reservado 2 tours con la agencia Kraken, una compañía que había encontrado por internet tiempo atrás, propiedad de un español. ¿Por qué me decanté por esta? porque anunciaban que salían un poco más tarde que todo el mogollón de tours que salen a conocer el Archipiélago de Bacuit, un maravilloso conjunto de islas de formaciones kársticas y fondos marinos de color turquesa y que es el punto fuerte de esta zona. Como en Tailandia ya sufrí esas aglomeraciones que tanto detesto, dije que intentaría no repetir. El tour es verdad que es más caro que el resto, pero daban muy buen servicio y las críticas así lo atestiguaban.

Aprovechando que pasaríamos frente a su oficina, nos pasamos por allí. Os enseño el folleto del tour en inglés y lo que incluye.

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Eché un vistazo también a los pasajeros y pintaba bien, además de nosotros había otros 6 españoles más, dos argentinos y un ruso, que resultaría medio español ;).

Como teníamos mucha hambre, buscamos una pizzería que había leído muy recomendable y para allí que nos fuimos. Se llama Altrove y son ciertas los «reviews» que hablan de que hay que hacer cola para acceder. Decidimos esperarla y en apenas 20 minutos teníamos mesa, por cierto, el primer restaurante de mi vida en que hay que cenar sin calzado.

Comimos dos pizzas espectaculares, postre y con bebida pagamos 1,545 pesos (26€), desde luego un precio alto para el país pero lo pagamos muy agusto porque lo disfrutamos, ¡qué ricas las pizzas!.

Para volver al hotel esperamos de nuevo el transporte y tras llegar damos una vuelta por el complejo, hay poca gente. Finalmente nos vamos a la habitación.

Día 7. El Nido. Tour el Kraken k1.

Nos levantamos sin madrugar, preparamos todo y nos bajamos a desayunar. El lugar habilitado para tomarlo es de lo más agradable, al aire libre, me encantan. El desayuno es tipo buffet y aunque le falte algo de variedad, está bien para comenzar bien el día, hacen tortillas al gusto si os gustan. Cuando le preguntamos a una chica que por qué no hay mango, la fruta del país, ella nos dice que… es muy caro… sinceridad ante todo 😜

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Tomamos el transporte de nuevo de las 10 para ir al pueblo. Procurar ir pronto porque a veces se llenan las plazas y si no entráis tendréis que contratar un triciclo, que no obstante es bastante barato.

Llegamos a El Nido y damos un paseo, las tiendas de souvenirs las encontramos bastante lamentables, es que ni los imanes valen para nada, nos costó muchísimo encontrar alguno decente para nuestra colección y para regalar.

Algo que seguramente le daréis muchas vueltas (que yo resolví por lo sano, haciéndolo más o menos todo🤣) es qué opción elegir de los llamados Island Hopping Tour, que recorren el Archipiélago de Bacuit, y que repito, es el plato fuerte de El Nido y por el que la gente cruza medio planeta. Hay 4 tours y hay opiniones para todos los gustos. Aquí está más o menos lo que cubre cada uno, sacado de un cartel de la calle.

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La compañía Kraken lo que hace es mezclar lo mejor de cada uno en dos tours, que ellos llaman K1 y K2. Este es el resumen:

– TOUR K1

Tour combinado con destinos del tour A y el B (El Nido Beach – PINAGBUYUTAN – SNAKE ISLAND – ENTALULA BEACH – SECRET LAGOON – SMALL LAGOON – Las Cabañas Beach)

TOUR K2

Tour combinado con destinos del tour C y el D (El Nido Beach – PASANDIGAN BEACH – CADLAO LAGOON – HIDDEN BEACH – SECRET BEACH – Corong Corong Beach)

Ruta 1 y 2 El Kraken

Nos acercamos a la playa del pueblo, que no es de las mejores y no se baña nadie, también porque suele estar atestada de barcas preparadas para salir de tour.

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A las 10:30h que era la hora establecida nos acercamos a la oficina y fuimos conociendo a los compañeros, bastante majos a primera vista, así como los locales que vendrían con nosotros, no nos iba a pasar lo de Balicasag.

Pagamos el tour en metálico (descontando la señal que había adelantado ya desde España) y tras coger gafas, tubo y unos escarpines nos dirigimos al barco.

La embarcación era de estilo tradicional filipino, fabricada en fibra de vidrio y con más de 50 metros de cubierta. Puede llevar hasta 22 personas pero no permiten más de 18. En nuestro caso iríamos sólo 14. Enseguida hacemos amistad con Juan y Mikhail y los del barco ya nos ofrecen algo para picar y bebidas (no alcohólicas).

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Salimos del puerto rumbo al sur, nos quitamos los chalecos salvavidas y comienza el maravilloso tour!!! todavía recuerdo la emoción de todo lo que teníamos por delante para ver. Primer destino, la isla del fondo, Pinagbuyutan.

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Empezamos fuerte, puedo decir que este lugar, está en el top de los más que me gustaron. Una paradisíaca isla con un peñasco impresionante pero que en el otro lado tiene una playa de esas de ensueño.

IMG_20190318_122746 (FILEminimizer)Bajamos a la isla y estábamos prácticamente solos!!!, qué gozada de lugar. Todos coincidíamos en que era un comienzo espectacular.

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Estuvimos como unos 30 minutos para a continuación seguir avanzando hasta la siguiente parada, otra espectacular, Snake Island.

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La tripulación, con la que tenemos muy buen rollo, nos anima a subir a lo alto de la isla. Desde allí se ve el pequeño brazo de mar que une la isla con tierra firme y que da nombre a la isla.

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El lugar es absolutamente maravilloso, de un agua clara que pocas veces he visto en mi vida, nada que denote la acción humana, tranquilidad absoluta, qué lugar tan fantástico.

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La próxima parada la hicimos frente a la Entalula Beach, sobre las 14h. Una playa que no estaba mal pero nada que ver con las anteriores.

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Aquí nos dieron tiempo libre para hacer snorkel, que por ser el primero en El Nido lo cogimos con muchas ganas y lo disfrutamos.

Mientras nos bañábamos, la tripulación preparó la comida, que como véis en esta foto fue de lo más apetitosa.

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Después de comer y pasar un muy buen rato, continuamos el tour. Quizás la parada de la comida que fueron casi dos horas yo la habría hecho más breve y aprovechar a ver más cosas, dado que el sol se pone sobre las 18:30h.

Llegamos enseguida a la Miniloc Island, para por un lado ver la Secret Lagoon. Aguas cristalinas y un paraje espectacular.

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Para entrar en la llamada laguna secreta había que hacerlo por un hueco en la roca muy estrecho. Aquí encontramos a un grupo de gente que tardó un buen rato en salir. Luego la laguna, pues bueno, un agua blanca que como dijo de broma uno de los tripulantes, parecía que todo el mundo había hecho pipi allí, y la verdad que todos pensamos lo mismo, no me aportó mucho. Me gustó más el paraje de alrededor que la laguna en sí.

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Rodeamos la isla y nos acercarmos a la famosa Small Lagoon, donde lo típico es coger kayak y recorrerla remando. Lo malo de llegar a esta hora es que ya da la sombra y se pierde mucho encanto que si fuera con el sol en todo lo alto, pero el sitio igualmente prometía.

Dejé el móvil en el barco, agarré la cámara acuática y estuvimos como media hora remando entre cuevas y formaciones kársticas, característica de estas islas. Esta zona, junto con la cercana Big Lagoon es una de las visitas obligadas y más representativas del archipiélago de Bacuit, y quizás la más divertida.

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Después de esta última visita, regresamos hacia Palawan con el viento en contra y mojándonos bastante por la batida de las olas, pero a cambio tuvimos una puesta de sol maravillosa.

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Además de los 8 españoles, el ruso y los dos argentinos, había un italiano, una india y un francés, y la verdad que lo pasamos genial, con música española a tope todo el trayecto y super buen rollo con la tripulación, que aunque hacen lo mismo todos los días, no se cansan de agradar y hacer bromas.

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Esta es la ruta que habíamos hecho.

Ruta 1 El Kraken

El tour terminó entre Corong Corong y la zona de las Cabañas y decidimos ir a tomar algo a un bar regentado por unos españoles ideal para ver la puesta de sol, el Republica Sunset Bar. Allí estuvimos Juan, Mikhael, Manolo y yo pasando un rato agradable y luego decidimos ir al pueblo de El Nido a cenar. Ellos habían estado en un restaurante el día anterior y les había gustado así que decidimos probar, se llamaba Jarace Grill. Lo que pedimos, casi todo comida local no nos convenció mucho, por lo visto el día anterior habían comido mejor. Pagamos unos 1,000 pesos por pareja (17€). Pasamos una cena estupenda hablando de todo un poco y riéndonos mucho, son otra pareja a los que como a nosotros les han inoculado el veneno de conocer mundo. Un abrazo chicos, ¡¡una pena que ya no nos viéramos más!! ¿quizás en otro viaje en el futuro?.

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Día 8. El Nido. Tour el Kraken k2.

Este día tendríamos el segundo tour del Kraken, el que combina los tours C y D. Hicimos parecido al día anterior y a las 10:30h estábamos en la oficina. Esta vez se veían menos españoles, sólo 4 más además de nosotros, y otros 4 ingleses, 5 franceses y una canadiense. Hicimos amistad con Irene y Eloy, dos leridanos muy simpáticos.

En este tour tocarían las islas del norte y comenzamos fuerte, todavía más que el día anterior incluso, una MARAVILLOSA playa con unas aguas cristalinas que alucinamos al llegar, Pasandigan Beach.

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Bajamos del barco y nos acercamos primero a una pequeña cueva a la que tuvimos ir con mucho cuidado de no clavarnos alguna piedra, aquí los escarpines son super útiles.

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Y luego pasamos un buen rato en la playa, que es fantástica, una de mis favoritas sin duda, no os la perdáis.

A continuación siguimos hacia el norte paralelos a la isla de Cadlao para acercarnos a la llamada Cadlao Lagoon, quizás la encontraréis en los mapas más como Ubugon Island. Allí nos dieron un rato de tiempo libre para hacer snorkel, en mi opinión fue el peor de todos lo que hicimos, de aguas profundas y no mucha visibilidad, aunque el sitio es verdad que era muy bonito.

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Encontramos medusas flotando por ahí pero cuando se lo decimos a la tripulación dicen que no hay peligro y ellas las cogen sin problema y nos ofrecen cogerlas cosa que hacemos.

A continuación nos aproximamos a uno de los platos fuertes de este tour, según nuestro mejor amigo de la tripulación, su playa favorita. El barco nos dejó en esta preciosa bahía de aguas cristalinas y avanzamos con el agua por la cintura.

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Entramos caminando entre unas formaciones kársticas de gran altura y que hacía del camino todavía más emocionante.

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Para encontrarnos a nuestra izquierda con la preciosa Secret Beach, una playa casi circular y que si tenéis la suerte de ver sin gente, es más maravillosa todavía.

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Eran ya las 14h, así que volvimos al barco que atracó en un sitio con un fondo marino fantástico, en el que hicimos el MEJOR SNORKEL de todo nuestro viaje.

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Os dejo un vídeo de apenas 30 segundos con una pequeña muestra. Yo desde luego no soy experto ni mucho menos en esto, pero a mí la verdad que me encantó.

El sitio creo recordar que fue algo así como Coral Garden, pero luego este lugar no lo he encontrado en los mapas, así que bueno, tendréis que hacer el tour para descubrirlo 😉

Comimos en este lugar un menú parecido al del día anterior aunque había alguna modificación que agradecimos, de nuevo estuvo todo muy bueno. Es verdad que el ambiente no era el del barco del día anterior pero lo disfrutamos mucho también, sin estar ya por ejemplo tan pendiente de hacer fotos.

Después de más de una hora fuimos en busca de nuestra última parada antes de volver, la Hidden Beach. Hay que lanzarse al agua y avanzar nadando para entrar por una estrecha entrada, en el camino está todo lleno de pequeñas medusas, y aunque dicen que no hacen nada, la verdad que es bastante desagradable, casi mejor no mirar por las gafas de buceo.

Entramos en la playa y entre que ya daba la sombra, todas las que habíamos antes y que nos juntamos con un grupo de gente gritando y bastante maleducados la verdad que fue de las que menos disfrutamos.

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Regresamos ya donde nos sacaron un cocktail y una hamburguesa y nos despedimos de los compañeros, principalmente de este filipino, un chaval espectacular, super divertido y que hizo de todo porque tuviéramos un tour estupendo.

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El barco nos dejaría en la playa de Corong Corong, disfrutando de otro MARAVILLOSO atardecer.

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Os vuelvo a poner el recorrido que habíamos seguido por las islas más al norte del archipiélago.

Ruta 2 El Kraken

Nos acompañan a la carretera para coger un triciclo e ir al pueblo de El Nido. Nos lleva uno que nos genera confianza y le ofrecemos llevarnos el día siguiente por el norte de Palawan, finalmente accede y negociamos el precio, para nada caro, algo así como 35€. Quedamos con él a las 9 de la mañana del día siguiente.

Vemos en El Nido claramente los efectos del turismo masivo, ningún criterio de construcción, casa unas encima de las otras… Luego nos contarían que el gobierno, y como ya hizo con la isla de Boracay, está sopesando la idea de cerrar esta zona para reorganizarla y tratar de limpiarla y hacerla más sostenible, menos mal que no nos pilló, espero que a vosotros tampoco…

Esa noche de nuevo cenamos en el restaurante Altrove, tomamos algo y volvimos en una van al hotel.

Día 9. El Nido

Nos levantamos tranquilamente, desayunamos y a las 9 ahí estaba esperándonos nuestro chófer con la mejor de sus sonrisas, qué gente estos filipinos, cada día estábamos más agusto.

Para este día libre había leído mucho sobre lo qué hacer, como ya habíamos hecho dos tours por las islas seguidos, nos apetecía algo sobre tierra firme, había opciones como ver alguna cascada pero ya habíamos visitado dos en Bohol y tampoco las ponían muy interesantes, así que vimos la opción de visitar el norte de Palawan.

Para los que tengáis más días os recomiendo más posibilidades como visitar Corón, el principal municipio de las islas Calamianes, un pequeño archipiélago al norte de Palawan, que se caracteriza por el buceo con pecios, barcos hundidos.

El Palawan, más al sur encontraréis Port Barton, una zona muy tranquila y con menos aglomeraciones y todavía más abajo tenéis Puerto Princesa con su famoso río subterráneo.

Nuestra primera visita sería una playa que os ofrecerán visitar en todas las agencias, la bonita Nacpan beach. Se encuentra a 15 kilómetros al norte del municipio de El Nido, aunque desde nuestro hotel queda un poco más cerca. Nos lleva nuestro acompañante en su triciclo por una buena carretera, pero ay ay ay cuando dejamos la carretera principal y tenemos que coger un camino de tierra. Esos kilómetros son horribles, como tantos caminos por aquí. Si váis en moto mucha precaución y más si ha llovido y pudiera estar embarrado.

Llegamos al aparcamiento que tiene bastantes motos estacionadas. Vemos un par de chiringuitos y puestos para hacer deportes de agua. La playa tiene una extensión de cuatro kilómetros de arena fina y tengo que decir que como decían las opiciones, es MARAVILLOSA, super limpia.

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Colocamos la toalla y nos damos un baño, el agua estaba estupenda. Si camináis un poco estaréis sólos y si váis hacia el sur tendréis una preciosa estampa de la playa, además podréis ver al lado un pequeño poblado de pescadores de lo más humilde, son los contrastes de Filipinas.

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Después de más o menos una hora volvimos a retomar el camino para ir más al norte, a conocer otra playa llamada Duli Beach. Salimos a la carretera principal y de nuevo un poco más adelante hay que desviarse por un camino de tierra para alcanzar nuestra siguiente parada. Otra vez el camino para llegar es horrible y hasta con unas cuestas que decidimos bajarnos y subirlas andando, hay mucho polvo. Finalmente llegamos, tardamos más de media hora para apenas 13 kilómetros que las separan. La playa está muy bien, aunque es muy parecida a Nacpan, muy larga también pero muy ventosa y de intenso oleaje, ideal para surfistas.

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Volvemos al camino y continuamos más hacia el norte. A partir de aquí dejamos de ver turistas, con lo que me gusta esta situación, sólamente pueblos humildes. Este es el medio de transporte en el que íbamos, el conductor es el que nos hizo la foto 😁

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Paramos un par de veces porque hay vistas tan bonitas como esta.

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Eran ya las 2 de la tarde y habíamos leído que había un sitio escondido donde se podía comer estupendamente y para allí que nos fuimos.

De nuevo el camino para llegar al hotel estaba lleno de baches y sinceramente es increíble que no lo arreglen, tanto que decido bajarme del sidecar y llegar andando.

Nos reciben en la puerta y nos dicen que tenemos que pagar 700 pesos (12€), y que luego nos lo descontarían de la cuenta final. El Qi Palawan hotel es un sitio exclusivo con sólamente 8 habitaciones y con una playa delante casi privada.

Llegamos acalorados y nos encontramos un remanso de paz. El restaurante del hotel está en una palapa abierta y con vistas al mar de lo más agradable. Pedimos la carta y nos sorprende ver platos de clara influencia española, pedimos unos calamares, chicken adobo (plato filipino que me encantó) y un risoto de setas, todo increíblemente bueno. De postre crema catalana, pagamos 2,300 pesos (40€) por los 3 platos, bebidas y postres, una calidad-precio espectacular, no habíamos comido así en todo el viaje, lo recomiendo 100%.

Después de comer nos acercamos a la playa que está muy bien. Vemos gente practicando kitesurf, parece que en el hotel dan clases.

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Dejamos el lugar después de una comida y un rato estupendo y yo de nuevo decido hacer el camino andando hasta la carretera principal, de pronto al girar en el camino aparece un cocodrilo que se va corriendoa asustado al verme, menos mal que no tomó otra decisión, qué susto! 😲

Hacemos el camino de vuelta en nuestro transporte a velocidad de moto GP cruzando pueblos donde no deja de sorprender a un amante de ese deporte como a mí ver siempre una cancha del deporte nacional, el baloncesto, y eso en un país donde la estatura media es 1.60m, influencia norteamericana sin duda.

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Tardamos como una hora en llegar desde el restaurante a nuestro hotel, por supuesto mucho menos si váis en otro medio de transporte.

Esta es la ruta que habíamos hecho ese día y yo lo volvería a hacer, mejor que quedarme todo el día descansando en una tumbona, pero cada uno… que decida según sus gustos.

Excursión día libre

Eran las 5 de la tarde y por fin nos dimos un baño en la playa Lío que estaba junto al hotel y que todavía no habíamos tenido tiempo para ver y disfrutar. La verdad es que como habíamos leído está muy muy bien, y además se está super tranquilo.

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Nos quedamos hasta el atardecer, que siempre ofrece una preciosa imagen.

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Volvimos al hotel y decidimos reservar un masaje para despedirnos ya de El Nido. Pagamos cada uno 900 pesos (15€) (en Bohol recordemos 500) y nos lo dieron en nuestra habitación directamente. De nuevo estuvo muy bien, qué pena no tener más días para seguir disfrutándolos!!

Bajamos a El Nido donde buscamos un restaurante llamado Mezzanine, pero estaba cerrado por obras. Justo al lado nos encontramos por sorpresa a Irene y Eloy, compañeros del último tour de el Kraken así que nos quedamos tomando algo y luego fuimos a cenar, tocaba pronto regresar porque ese día lamentablemente sería nuestro último día en la isla y había que madrugar al día siguiente.

Día 10. Manila

Teníamos el vuelo de regreso a Manila a las 9 así que nos levantamos a las 6:30h. Recogimos todo y tras desayunar nos llevaron al coqueto y nuevo aeropuerto, donde había café gratis y algo para picar para la espera, buen detalle. En hora subimos al avión. Por este vuelo de nuevo con la compañía Airswift pagamos cada uno 5,000 pesos (86€) y a las 10:15h llegamos a la terminal doméstica del aeropuerto Ninoy Aquino.

Este día visitaríamos Manila, todo el mundo dice que no merece la pena pero nosotros de nuevo le dimos una oportunidad, toda vez que era un día que teníamos que pasar por la capital filipina sí o sí para continuar nuestro viaje a Singapur.

Quizás de las cosas por las que se ha hecho más famosa la ciudad en los últimos años ha sido por sus cementerios, sí parece raro, pero apareció en un reportaje del New York Times del que se hicieron eco otros medios occidentales y la noticia corrió como la espuma. ¿Y por qué fue tan curiosa la noticia? pues por la cantidad de familias que vivían en ellos. Como era una cosa tan diferente y hasta extravagante para nosotros decidimos ir y verlos, pero no lo haríamos sólos, contactamos con un español que vivía y allí y que nos acompañaría.

El hotel de esa noche decidí cogerlo muy cerca del aeropuerto para llegar, poder dejar las cosas y no perder tiempo para visitar lo más posible de la capital filipina. Fue el hotel Achievers Airport, y al que se podía llegar caminando una vez que se aterriza en la T4.

A pesar de que era pronto nos permitieron dejar las cosas en la habitación y pagamos 1,000 pesos de señal. Finalmente yo decidí dejar la cámara reflex por si acaso y sólo hacer fotos con el móvil.

Bajamos a recepción y pedimos un coche con Grab para ir al llamado Cementerio del Norte, uno de los múltiples camposantos de la ciudad. Pagamos 432 pesos (7.5€) y llegamos en unos 40 minutos, felizmente no era hora punta, llegamos sobre las 12 de la mañana. Allí nos esperaba Juan, nuestro acompañante. El Cementerio del Norte es uno de los más antiguos (1904) y el más grande del área metropolitana de Manila, con unas 54 hectáreas.

En la entrada nos dicen que tenemos que pagar si queremos hacer fotos, otro «business» pensamos, le decimos que no haremos fotos y pasamos.

Enseguida vemos grandes mauselos e interminables filas de tumbas humildes y apiladas que albergan a más de un millón de personas según nos dicen. Caminamos por sus calles siendo objeto de miradas de los habitantes. Aquello parece una ciudad, es enorme.

Aquí están enterrados presidentes, estrellas cinematográficas y todo tipo de personas importantes, pero el cementerio también es habitado por algunas de las personas más pobres de Manila. Muchos viven en las criptas y mausoleos de las familias ricas, quienes les pagan una cuota fija por limpiarlos y cuidarlos. Nos impactan imágenes como estas.

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La verdad que como cosa sorprendente y curiosa es digno de ver. Este turismo que llaman «negro» a alguno le parecerá tétrico pero yo no lo veo más que descubrir una manera diferente de vivir de la población y entiendo que hasta más seguro que hacerlo en los peligrosos barrios pobres de la ciudad.

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No hay mucha gente ese día, es un día entre semana, pero en este lugar puede haber en un día hasta 70 funerales, con lo que el trajín está asegurado. La mayoría de las tumbas tienen electricidad pero no agua corriente.

Después de un gran paseo por el lugar y tratando de no resultar ofensivos ni demasiado curiosos salimos ya para dirigirnos al lugar con más historia de la ciudad, Intramuros.

Cruzamos un mercadillo y vamos en dirección al metro para desplazarnos. Este, de reciente construcción (apenas tiene 20 años) sólo dispone de una línea y es más bien un tren ligero que un metro subterráneo.

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Pagamos el billete de apenas 20 pesos (0.35€) y nos subimos en el convoy, que estaba bastante bien.

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Llegamos al Parque Rizal, en la zona donde hay una reproducción del mapa de Filipinas y está la estatua del Centinela de la Libertad. Este pulmón verde no sólo es un relajante lugar para pasear sino que en sus 58 hectáreas veréis un recorrido por cientos de años de historia filipina, desde el período español hasta la actualidad. Es un área muy abierta y llena de museos como el Nacional de Historia Natural, o de Antropología.

Desde aquí tomamos dirección a lo más representativo de la historia de Manila, la zona amurallada colonial española de Intramuros.

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Las iglesias y escuelas construidas con completa influencia española hacen difícil creer que todavía estás en una isla asiática, no en vano Filipinas es el tercer país con más católicos del mundo, tras Brasil y México.

Manila fue cristianizada ya en el siglo XVI, cuando los conquistadores españoles llegaron por primera vez. Fue incorporada en 1571 por el español Miguel López de Legazpi.

Aunque Manila es bastante «despreciada» en la actualidad, fue conocida a finales del siglo XIX como “La Perla de Oriente” como resultado de su ubicación central en las vitales rutas del comercio marítimo por el Pacífico.

Tras la guerra hispano-estadounidense de 1898 a España no le quedó más remedio que ceder Filipinas a Estados Unidos lo cual transformó la capital, dejando atrás la tradición y convirtiéndola en una ciudad más grande y modernizada, una ciudad sin alma, que es lo que al menos sentí yo caminando por Intramuros, con pocos edificios antiguos, la mayoría reconstruídos.

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Pero ¿por qué han llegado tan pocos edificios antiguos a la actualidad? la razón está en que durante la Segunda Guerra Mundial, Manila fue ocupada por los japoneses y la ciudad fue arrasada por el ejército estadounidene que no dudó en bombardear también la ciudadela colonial de Intramuros. La capital filipina fue la segunda ciudad más devastada durante la II GM únicamente superada por Varsovia y lo que es peor, no se puso mucho interés en la reconstrucción.

Comimos algo rápido en un lugar que nos llevó Juan llamado Café Sofía, donde por 99 pesos (menos de 2€) comimos un plato y bebida, para luego ir hacia la Iglesia de San Agustín. Finalizada en 1607​ se trata de la iglesia más antigua existente en Filipinas.

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Tras esta fuimos a visitar la Catedral de Manila, quizás el edificio antiguo más representativo de la ciudad junto con el Fuerte Santiago.

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Construído y destruído varias veces a lo largo de los siglos por diversas razones, incendios, terremotos, bombardeos, se reconstruyó por última vez en 1958.

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Seguimos avanzando para llegar al Fuerte Santiago, donde pagamos una entrada de 75 pesos (1.3€) y accedemos a su interior.

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En el mismo lugar donde se encuentra actualmente el Fuerte estuvo el palacio del reino de Rajah Suleiman, destruido por los conquistadores españoles en 1570 después de duros enfrentamientos. Aquí construyeron el fuerte un año más tarde, ordenado de nuevo por el famoso conquistador Miguel López de Legazpi.

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José Rizal, el héroe nacional filipino, fue encarcelado aquí por los españoles antes de su ejecución en 1896. El museo santuario de Rizal exhibe objetos en recuerdo del héroe y cuenta la historia no dejando en muy buen lugar a los conquistadores. Incluso hay unos cuantos carteles explicativos en castellano.

Al igual que la catedral, el Fuerte fue destruído varias veces por terremotos e invasiones, para después ser reconstruído. Una vez terminada la guerra de 1898 se convirtió en cuartel del ejército americano hasta que fue ocupado por los japoneses en 1942, donde encarcelaron, torturaron y asesinaron a miles de filipinos. En 1945 fue destruído de nuevo por la aviación estadounidense.

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Tras la II GM fue utilizado por los norteamericanos hasta la dependencia de Filipinas en 1946.

Dejamos ya Intramuros para ir de nuevo al Parque Rizal, en la parte de la Bahía, ahí se encuentra uno de los puntos más representativos de la ciudad, el monumento a José Rizal.

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Caminamos hacia el sur por Roxas Boulevard, pasando junto a la Embajada de Estados Unidos, que por cierto tiene un sitio más que privilegiado frente a la bahía, como no. Esta zona tiene muy poco ambiente y nada interesante.

El sol va cayendo y había leído que el atardecer desde esta zona era digna de ver, y la verdad es que no se equivocaban, y si no mirar esta fotografía, nada que envidar a los de otros lugares.

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Decidimos ya dejar de andar, despedirnos de Juan y coger un coche para acercarnos a la zona de los centros comerciales. Caminamos tanto esa tarde bajo un sol de justicia que cogimos una especie de alergia al sol en las piernas que se nos hincharon y llenaron de rojeces. Os recomiendo no hacer este camino y desde Intramuros coger un transporte para ir a vuestro siguiente destino.

Tomamos un Grab que nos deja junto al centro comercial Mall of Asia, uno de esos mega centros comerciales de la ciudad, en los que se nota claramente la influencia estadounidense. Con 400,000 metros cuadrados es el cuarto más grande del país y el 14 del mundo y se estima un tránsito medio de 200,000 personas al día. También podéis ir al SM City North EDSA, el más grande del país, y octavo del mundo!!!. Entre los 20 malls más grandes del Planeta hay 5 filipinos, que demuestra la afición por este tipo de establecimientos de los 106 millones de habitantes del país.

Esta zona sí que está mucho más animada, con multitud de restaurantes y atracciones.

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Entramos en el centro comercial y vemos enseguida las dimensiones del edificio.

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Compro unos regalos para mis hijos a prácticamente la mitad de precio que en España y buscamos un sitio para cenar. Finalmente lo hacemos en uno llamado Adriático, con platos en una sección llamada nuestra herencia española que nos hacen reír…

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Pagamos 1,300 pesos (22€) por la cena y estamos tan agotados después de hacer mil kilómetros caminando que decidimos volver al hotel. Desde aquí tomamos otro Grab que por 192 pesos (3.3€) nos lleva a nuestro alojamiento. Por el camino vemos el Okada, un megacasino de 993 habitaciones con una fuente multicolor tipo grandes casinos de las Vegas que es espectacular.

Esta es la ruta que habíamos hecho este día.

Ruta Manila

Este sería nuestro último día en el país y nos dió mucha pena porque acabamos enamorados de Filipinas, sus recursos naturales y sobre todo sus gentes, y no es un tópico, cuando lo digo, es por algo.

Día 11. Manila – Singapur

Pasamos una noche muy mala por el ruido de los aviones, ya que el hotel está junto al aeropuerto y pensaba que las ventanas aislarían más, por eso no recomiendo este alojamiento. Las piernas las tenemos fatal, sobre todo yo, nos damos aloe vera como si no hubiera un mañana.

Pagamos por la habitación 3,105 pesos (54€) con desayuno, por cierto, bastante pobre y tomamos un bus gratuito para ir a la terminal 1.

Pero no regresábamos todavía a casa, este inolvidable viaje no había terminado, todavía quedaba la «traca» final, una parada en la fantástica Singapur y en un alojamiento muy muy especial, así que os animo a que veáis esa entrada cuando esté lista, que será la próxima…

 

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