El viaje a Islandia fue en septiembre de 2009 y la verdad es que fue un viaje que me marcó porque desde luego fue el mejor hasta ese momento, por todo lo que pudimos descubrir de este país. Es un lugar absolutamente ALUCINANTE, una isla con muchísimos contrastes, y que pareces ver un continente entero en un país tan pequeño.
Fui con mis amigos Eva (aunque todo el mundo la llama Rocío ;)) y Manolo, que son también dos apasionados por los viajes y con los que espero descubrir mucho más mundo.
Creo que ha sido el viaje que he preparado más a conciencia y que así creo que le pudimos sacar el máximo rendimiento a todo lo que había que ver, que es muchísimo. Fue un viaje inolvidable, aunque también sufrimos el susto más importante de todos las escapadas que he tenido hasta ahora y qué más tarde relataré.
La isla tiene una superficie de 103.125 km², comparable a nuestro vecino Portugal pero sólamente 330.000 habitantes (2015), lo que dice mucho de la densidad tan baja de población que tiene (puesto 235 de 244 países). Además en la capital, Reykjavik viven unos 120.000 por tanto la tercera parte de todo el país, y con todo el distrito de la capital, las 2/3 partes, así que ya podéis imaginar como está el resto del país. Si os fijáis en un mapa veréis lo arriba que está, bastante más cerca de Groenlandia que de Irlanda por ejemplo, pero que gracias a los efectos de la corriente del Golfo, tiene un clima templado.
Decidimos ir 7 días para que nos diera tiempo lo más posible a ver la mayor parte de la isla, recorriéndola en su totalidad, ya que tiene una carretera que es de circunvalación, se llama Hringvegur (N1 o popularmente conocida Ring Road) y tiene una longitud de nada menos que 1.339 kms. Lo hicimos en el sentido de las agujas del reloj y que creo que fue un acierto, porque lo mejor, al menos para mí, está en el este, y por tanto es lo último a ver, premisa que yo intento seguir siempre, lo más interesante siempre al final de los viajes, si lo ves al principio, nada te impresionará después.
Islandia siempre fue un país caro no, caríiiisimo, pero un año antes a nuestra visita, el sistema financiero islandés sufrió un colapso, causando una fuerte contracción económica y manifestaciones que llevaron a adelantar las elecciones parlamentarias. Paralelamente cobró importancia la conocida como Revolución Islandesa, una serie de protestas y movimientos de organización ciudadana que, en conjunto con el nuevo gobierno, provocó el encausamiento del anterior Primer Ministro del país durante la crisis, y dos referendums para decidir sobre el pago de la deuda externa de los bancos nacionales. Recordar esto me genera una envidia absoluta, de cómo una manifestación ciudadana fue capaz de vencer todo el poder establecido, ya podía ser así en un sitio que yo me sé. Por todo esto y debido a la crisis implícita a todas estas turbulencias, los precios se suavizaron bastante y se hicieron más o menos normales, superiores a los de España pero no mucho.
Os paso estas dos tablas con datos importantes sobre la mejor época para ir, espero que os sirvan:
Bueno, perdonarme por dar tanto dato y voy al diario del viaje:
El 12 de septiembre partimos hacia el lugar más al norte que habíamos visitado nunca. Por aquel entonces lo más «barato» era ir con la aerolínea Iceland Express, que era la low cost de las dos que volaban entonces a Islandia, la otra, Icelandair, era carísima. Aún así pagamos exactamente 384€ cada uno por el billete de ida y vuelta, que además tuvimos que coger desde Alicante.
Llegamos a la hora nada agradable de las 23:55h. de la noche. Obviamente dormimos esa noche en Reykjavik, en una cuádruple en el albergue:
Reykjavík City
Sundlaugavegur 34
105 Reykjavík
Pagamos 70€ los 3 con desayuno incluido, y después de descansar como pudimos, al día siguiente nos trajeron el coche de alquiler al albergue.
Lo del coche fue una decisión bastante pensada y tuvo un protagonismo destacado en esta aventura, y creo que finalmente no fue la mejor decisión del viaje coger el coche que cogimos, ya que previendo que ibamos a salirnos de la carretera para visitar unos cuantos sitios, por caminos de tierra muy frecuentemente, decidimos alquilar un coche tipo todo terreno, y nos decidimos por un Jeep Liberty 3.7L., y buff, el coche estaba muy bien, pero el gasto de combustible, fue una auténtica ruina, como bajaba la aguja!!, cada 300 ó 400 kms teníamos que llenar el depósito (con la gasolina como un 20% más cara que en España), y también nos sucedieron otras cosas, que luego vendrán…
DIA 1. –> Reykjavik – Akureyri
Por la mañana después de desayunar, nos fuimos a duchar y tuvimos una mala experiencia con el agua caliente. Como esta se aprovecha del subsuelo, olía a huevos podridos, no veais la sensación de ducharse con ese agua, qué olor!!
Habíamos quedado con la compañía en que nos llevaría el jeep al albergue, lo cual nos pareció un muy buen detalle, y ahí estaba a la hora establecida. Nos fue explicando las cosas a tener en cuenta del coche, sobre todo a Manolo que es el conductor oficial (más que nada para que no se duerma ;)), y una indicación final, que el coche tenía seguro a todo riesgo, aunque nos avisó «not to cross rivers, ok?», y todos, «yes, yes, no problem». Y comenzamos la ruta hacia el oeste.
Ese primer día no había cosas muy interesantes para ver, el paisaje era más bien verde como nos lo esperábamos, pero es verdad que no vimos cosas espectaculares que nos sorprendieran como pasó en los días siguientes. Ese día hicimos la mayor cantidad de kilómetros de todos las jornadas, fue una jornada maratoniana.
Hay que tener en cuenta que por un tema de tiempo y de priorizar, decidimos no ir a las zonas más al oeste, por ejemplo a la península de Snæfellsnes, donde está el parque nacional Snæfellsjökull, o los fiordos de la península noroeste de Vestfirdir, sitios también interesantes por lo que pude leer en los foros, pero como digo, teníamos que priorizar. Esta fue la ruta que hicimos ese día:
Islandia es el país con mayor actividad geotérmica del mundo, la cual es una energía renovable que se obtiene mediante el aprovechamiento del calor del interior de la Tierra. Allí por ejemplo el 99% de las viviendas se abastecen de calefacción mediante esta energía. Para ver en directo esa actividad, nos paramos en una especie de manantial del que brotaba el agua a borbotones y además hirviendo, donde pudimos apreciar todo el calor que tiene la tierra en su interior, teníamos nuestro primer contacto con la característica principal de la isla, toda la energía que alberga en su interior!!
Hacía un viento tremendo, así que volvimos pronto al coche a seguir la ruta, y a seguir devorando euros en gasolina ;).
Más o menos a mitad de camino, en internet había leído que cerca del albergue juvenil de Osar, a 25 km. de la N-1 había una colonia de focas, así que como no las habíamos visto nunca en libertad, nos pareció una buena idea.
Como decían las indicaciones, bajamos un sendero enfrente del albergue que por cierto era muy chulo, con unas vistas espectaculares, y bajando hacia la playa, pudimos verlas en la otra orilla, a unos 100 metros, no llevábamos la mejor cámara con zoom y por eso no se aprecia mucho, pero nos hizo mucha ilusión verlas ahí tranquilamente tumbadas al sol, tuvimos la suerte de que estuvieran ahí.
Después de la visita paramos a comer en un área de descanso, por cierto, menudas áreas de descanso que nos encontramos, algunas increíbles, encontramos hasta los baños de alguna con toallas de tela!!. Como sabíamos antes del viaje que estaríamos por ahí perdidos, llevamos embutido, queso, etc, y tiramos de ello algunas veces, como en esta ocasión.
Paramos a echar gasolina, como no, donde ya vimos los pedazo de tanques que se estilaban en el país.
Y sobre las 20h. llegamos a Akureyri, la capital del norte del país y cuarta ciudad más importante con 18.800 habitantes (2015) y que se encuentra situada en el lado oeste del fiordo Eyjafjörður. A pesar de no ser muy grande es bastante ajetreada y cuenta con bastantes comercios y bares. Tiene un paseo peatonal en el centro con bastantes tiendas de recuerdos para los turistas, unas cuantas librerías, tiendas de artesanía y bares y restaurantes.
Dimos una vuelta por el centro aunque, como no, ya estaba todo cerrado (era domingo), así que para cenar buscamos un restaurante que llevaba apuntado recomendado por algunos viajeros. Finalmente lo encontramos, se llamaba Bautinn, un sitio muy agradable cuya especialidad, y que nos apetecía mucho probar, era la carne de ballena, y la verdad es que nos gustó mucho. Por explicarlo rápidamente es como comer algo con la textura y aspecto de un chuletón de carne, pero con sabor a pescado. Después de cenar muy bien, y dado que la ciudad no daba para más a las 22h., nos fuimos caminando directos a la cama, había sido una buena paliza de coche.
Dormimos en el albergue: Storholt Youth Hostel Akureyri, donde pagamos por una habitación triple 51€ sin desayuno, bastante bien.
DIA 2. –> Akureyri – Seyðisfjörður. Cascada Godafoss. Lago Myvatn. Namajfall. Cascada Dettifoss.
Por la mañana nos sucedió una casualidad muy divertida. Dado que el albergue no tenía desayuno, buscamos un sitio para comer, y encontramos un restaurante con muy buena pinta. Pedimos a un camarero, y tras escucharnos hablar entre nosotros, nos preguntó si éramos españoles, y cuando le dijimos que sí, nos soprendió diciéndonos que era de Málaga, pero que llevaba muchos años allí. Estuvo genial poder hablar con él, nos contó muchas cosas, que conoció a una islandesa y que decidió a venirse con ella al país. También lo duros y largos que eran los inviernos por ahí, donde la diversión más normal es ir a ver un partido de balonmano (deporte nacional), también cómo habían subido los impuestos después del colapso financiero del país el año anterior, y como también habían bajado los precios. Nos contaba como hace años, los europeos, y ya ni te cuento los pocos españoles que se encontraba de turismo alucinaban cuando compraban una barra de pan, y costaba al cambio sobre 1000 pesetas!!! (6 euros). Fue genial pasar un rato charlando con él, y a él también creo que le hizo mucha ilusión.
Tras terminar de desayunar pusimos rumbo hacia el este de la isla, teníamos por delante un día en el que íbamos a ver cosas muy interesantes.
Sobre las 11h llegamos a ver una de las cascadas más bonitas y más visitadas de Islandia, la Godafoss, tiene una altura de doce metros y una longitud de treinta, y nos dejó boquiabiertos de lo espectacular que es, que al ser la primera, no podíamos de admirarla y hacerle fotos. Un IMPRESCINDIBLE absoluto.
Después de la visita a la cascada, seguimos ruta y llegamos al lago Myvatn, una zona muy visitada del norte de la isla. Primero fuimos a ver la parte sur del lago, donde hay una zona de pseudocráteres, y donde dimos un paseo de una media hora alrededor de ellos.
A continuación nos dirigimos al área de Dimmuborgir (este del lago) para realizar un recorrido a pie por una zona de campos de lava, grietas, montículos que nos recordó mucho a las cañadas del Teide, con lo que si has estado, tampoco te sorprenderá mucho.
Tras volver a coger el coche, pasamos cerca de un lago con mucha actividad geotérminca, del que salía vapor y del que como te fiaras te freía los pies. Cerca había unas piscinas abiertas al público, muy bien acondicionadas, de aguas termales a 40 ºC de alto contenido sulfuroso, accesibles pagando 12 € por persona entonces.
Finalmente llegamos a un sitio espectacular, a un paisaje que parecía que estábamos en la Luna, lleno de fumarolas, y cráteres llenos de barro burbujeando por el calor que sale de la tierra. La zona se llama Namajfall y es impresionante, sin duda de lo mejor del norte.
Cerca de esta zona, sale una carretera hacia un parking donde dejamos el coche y subimos caminando al monte Krafla, que tiene una laguna en el cráter.
En toda esa zona se puede apreciar todo el paisaje de lava volcánica que parece que no tiene fin. La zona es alucinante y muy recomendable visitarla.
Una vez que paramos en el pueblo de Reykjahlid a comer en unas mesas al aire libre más embutido que teníamos, proseguimos nuestro viaje, ibamos en dirección a otro de los IMPRESCINDIBLES del viaje, el Parque Nacional de Jökulsárgljúfur (madre mía qué nombres).
En lo que pude leer de la isla hay gente que va al norte a la ciudad de Husavik donde parten barcos a ver ballenas pero nosotros lo descartamos por falta de tiempo.
Una vez en la N I, nos desviamos a la izquierda para ir en buscar de la cascada Detifoss, la más caudalosa de Europa. El camino hasta allí se puede hacer por dos caminos, las «carreteras» 862 y 864. A pesar de que la que más cerca queda según vienes del lago Myvatn y la que menos kilómetros haces es la 862, yo lo haría por la otra. Nosotros cogimos la 862, y fue una pesadilla, son 20 kms por un camino de tierra pero que está lleno de baches y piedras y no puedes ir muy deprisa, así que el camino se nos hizo eterno. Eso sí, la recompensa de cuando llegas es impresionante, nosotros cogimos también esta porque decían que tenía las mejores vistas este lado, y es verdad. Encontramos un mirador y desde allí podemos apreciar la espectacularidad de la cascada de Hafragilsfoss, y el precioso cañón que hace el río Jökulsá á Fjöllum. Las vistas desde arriba, eran alucinantes.
y qué decir del cañón…
Una vez que volvimos al coche, volvimos hacia atrás y aguas abajo fuimos a ver la «la joya de la corona» del parque nacional, la cascada Dettifoss, que ostenta el récord de ser la más caudalosa de Europa, con unos caudales medio y máximo registrado de 200 y 700 m³ (1m³ = 1000 litros) por segundo, respectivamente, dependiendo de la estación y del deshielo glaciar. Tiene 100 metros de ancho y una caída de 44 m hasta el cañón. Esta la pudimos ver mucho más cerca y nos dejó sin palabras ver todo el caudal que llevaba. El ruido era impresionante, es estar ahí para apreciarlo.
A continuación un poco más abajo vimos otro salto de agua muy interesante, quizás no tan impresionante como la anterior, pero también digna de ver, sobre todo porque cae de camino de regreso. Es la llamada Sellfoss.
Una vez que hicimos todas las paradas, y nos dirigimos a coger de nuevo la Ring Road, nos damos cuenta de que una de las ruedas está bastante deshinchada, cosa que nos preocupa bastante, porque teníamos claro que habíamos pinchado…
Así que nos ponemos en ruta, empezándonos a preocupar por el tema, habida cuenta de que en esta zona norte de la isla apenas hay pueblos, y casi no te cruzas con coches por la carretera. Esto que en condiciones normales haría que tuviera mucho más encanto la ruta, esta vez no nos tenía muy tranquilos.
Iniciamos el camino de vuelta hacia la Ring Road, esos pocos menos de 20 kms pero que parece que no se acababan nunca, y una vez en ella ponemos rumbo al sitio donde íbamos a dormir esa noche, Seyðisfjörður.
Esta es la ruta que hicimos ese día:
Antes de llegar a Seyðisfjörður, paramos en la primera gasolinera que encontramos en el pueblo de Egilsstaðir. La rueda estaba ya casi en la llanta, buff, la hinchamos, cenamos algo y fuimos en dirección al albergue Seydisfjordur hostel Hafaldan ya con noche cerrada.
Pagamos unos 57€ por tener la habitación para nosotros solos, unas 8700kr de entonces. Antes de acostarnos pudimos ver algo impresionante. De repente empezamos a oir revuelo en el albergue, gente que andaba por los pasillos y avisándose unos a otros, y vemos que iban saliendo al exterior, así que nos abrigamos y salimos nosotros también para saber qué pasaba, y ahí estaba, una preciosa AURORA BOREAL en el horizonte, no era muy grande y duró unos segundos pero fue alucinante, esos colores verdes en el cielo, fue una sensación indescriptible. Corrí a por la cámara para hacerle fotos pero ninguna quedó bien, aunque en nuestra cabeza sí que teníamos esas imágenes. Habíamos visto uno de los IMPRESCINDIBLES sin duda de la isla, éste, gracias a la fortuna.
DIA 3. Seyðisfjörður – Vagnsstadir. Laguna Jokulsarlon. Cascada Svartifoss. Glaciar Skaftafell.
Al día siguiente nos levantamos y pudimos ver que lógicamente la rueda estaba otra vez deshinchada, así que avanzamos hacia el pueblo de Egilsstaðir y decidimos, bueno, me puse pesado, y menos mal!! que buscaríamos un taller para arreglar el pinchazo. Finalmente lo encontramos y nos sacaron el clavo, que medía como 20cm!!!. No nos cobraron mucho, como unos 25€, pero lo que ganamos en tranquilidad no se paga con dinero. Decir que lo de la rueda fue el primero de nuestros dos sustos con el coche, el peor vendría más adelante.
Cogimos de nuevo la N1 para seguir hacia el sur, y pudimos ver que por aquel entonces todavía tenía un tramo en esa zona sin asfaltar, pero que estaba en obras, lo cual le hacía más inhóspito todavía.
Desde ya el día anterior a última hora cuando ya nos acercábamos a la costa, el paisaje ya había empezado a cambiar. En esta parte de la isla está la zona de los fiordos, son muy chulos, no comparables ni mucho menos a los de Noruega pero muy bonitos.
Los paisajes desde el coche, eran impresionantes, los colores, las montañas, qué pasada, sólo con estos lugares ya merece la pena el viaje.
Además estábamos alucinando con el tiempo ese día, que fue estupendo.
Seguimos bajando, bordeando toda la costa, parando a hacer fotos, viendo pueblos preciosos como Djúpivogur, paisajes a cada momento increíbles, naturaleza en estado puro. Y enseguida ya empezamos a divisar a lo lejos el maravilloso y enorme Glaciar Vatnajökull, el mayor de Europa en volumen (unos 3.000 km³) y el segundo en área. Sus dimensiones son de unos 150 km de este a oeste y de unos 100 km de norte a sur. Esta foto a mí me parece grandiosa, y vivirlo, aún más.
Pasamos el pueblo donde estaba nuestro albergue y donde íbamos a dormir esa noche, Vagnasstadir, para avanzar hacia la fantástica, maravillosa laguna de Jokulsarlon. Es la laguna glaciar más grande del país. Tiene su origen en el impronunciable glaciar Breioamerkurjökull, del cual se desprenden trozos de hielo que navegan a la deriva y que lo convierte en el lugar del mundo en el que es más fácil el acceso a un iceberg. James Bond apareció en este bello paisaje en las películas «Muere otro día» y «Panorama para matar». Otros directores también escogieron Jökulsárlón para rodar espectaculares escenas de sus películas, como «Tomb Raider», «Batman Begins» o «Beowulf & Grendel», y no me extraña, porque el sitio es mágico, es todo un IMPRESCINDIBLE con mayúsculas. Esta es la ruta que hicimos en el día y donde está la laguna.
Llegamos con un tiempo estupendo y fuimos a hacer una de las atracciones más turísticas en Islandia, que es la ruta que ofrecen en un vehículo anfibio que comienza en tierra firme y luego se mete en la laguna (nos costó como unos 15€ por persona y que se podía pagar con tarjeta, como casi todo en la isla). Las vistas desde el agua son increíbles. Aquí creo que hicimos como 200 fotos cada uno…
Una vez que disfrutamos y lo pasamos genial, continuamos hacia el fantástico parque nacional de Skaftafell, que se encuentra en la ladera de una montaña rodeada por dos colas del glaciar Vatnajökull. Antes de llegar comimos un cordero espectacular en una especie de restaurante de carretera, que recuerdo que no fue muy caro y que nos encantó. El cordero es un plato bastante popular en Islandia.
Una vez que llegamos a Skaftafell, dejamos el coche en el parking del centro de visitantes y cogimos uno de los senderos que subían ladera arriba. Antes habíamos podido ver ya uno de los misterios de Islandia, las ovejas van siempre de tres en tres!!!
Nuestra primera visita era Svartifoss o “Black waterfall”, con 31 metros de altura. Son impresionantes las columnas de basalto de origen volcánico alrededor de la caída de agua, estas columnas tienen esa forma debido a la manera en la que se ha ido cristalizando la lava al entrar en contacto con la atmósfera a través de los años. Muy curiosa la cascada.
Pero si alguna vez tenéis la oportunidad de ir, no veais sólo la cascada y regreséis, sino que si seguís subiendo un poco más hacia la derecha hay un camino que lleva a dos miradores llamados Sjónarsker y Sjónarnípa. El camino se hace duro, pero el final tiene una recompensa fantástica.
Sobre todo el de Sjonarnipa ofrece las imágenes más espectaculares del parque. Es una terraza sobre el glaciar Skaftafell con unas vistas impresionantes. Ahí me hice yo estas fotos en manga corta, que se note que soy de Zamora…
Este parque Nacional, con la cascada y los miradores, para mí sin duda un IMPRESCINDIBLE con mayúsculas de todo el viaje.
Una vez que iba oscureciendo y dado que para ir al albergue teníamos que pasar de nuevo por ahí, entramos a ver un sitio que me había recomendado un bloguero. Antes de llegar al famoso Jökulsárlón, existe un desvío a la izquierda que te lleva a otro lago más pequeño lleno de icebergs que se desprenden del glaciar. Uno de los sitios más hermosos de Islandia. Fjallsarlón. Aparcamos el coche y nos acercamos a ver el lago. Silencio total, el sitio era alucinante.
y el anochecer, inigualable.
Había sido un colofón a un día lleno de lugares y paisajes fantásticos, difícil de explicarlos, hay que estar ahí para apreciarlos.
De nuevo cogimos habitación para nosotros sólos en el albergue de Vagnsstaðir, que nos gustó mucho. Pagamos por la triple 7150 kr (unos 47€ de entonces), y con desayuno incluído!!
DIA 4. Vagnsstadir – Vik. Glaciar Vatnajökull. Eldhraun. Cascada Skogafoss.
En nuestro cuarto día madrugamos de nuevo, sobre las 8, y para comenzar bien la jornada nos metimos, como no, un buen desayuno. Como siempre Manolo el más glotón.
Ese día por la mañana ibamos a hacer algo que no habíamos hecho nunca antes y que nos motivaba muchísimo, y era hacer una ruta en motos de nieve (skidoo). Hicimos este tour
Skidoo excursion from Jöklasel:
Excursion 4 km. within the Vatnajökull area.
Time: 1 hour
Full service.
Price: IKr. 10.500,- pr. person and 2 persons on skidoo
Lo hicimos con una empresa que se llamaba y sigue llamándose «glacierjeeps» y no fue barata, nos costó como unos 70€ cada uno, pero como siempre digo, si la experiencia es y te la hacen buena, el dinero es secundario, siempre que no sea un dineral y te lo puedas permitir, claro. Ya habíamos ahorrado bastante durmiendo en albergues y comiendo «spanish food».
Nos recogieron a las 9:30h. en un cruce en la N1 y nos subieron en unos 4×4 enormes desde la costa en dirección al glaciar. Enseguida empezamos a alucinar con la inmensidad del glaciar, nunca habíamos visto tanta nieve y hielo juntos, y además al lado del mar.
Tras una media hora llegamos al refugio de Jöklasel (840 m), ubicado al lado de Skálafellsjökull, y de donde parten la mayoría de excursiones por el Vatnajokull. Allí nos pusieron unos monos y unos cascos para prepararnos para la aventura, qué pintas…
La cagueta de la Eva no se atrevió a llevar una ella sóla, así que fue de paquete mío..
Tras unas breves explicaciones de cómo funcionaba la moto, nos dispusimos a comenzar el tour, duraría con parada incluida aproximadamente una hora. Estaba nublado pero no nevaba ni hacía excesivo frío así que perfecto. Lo que sí nos sorprendió es que pensábamos que la ruta iba a ser en plan a «paso burra» y todos en fila como por ejemplo cuando se hace una ruta en Quads, pero nada más lejos de la realidad, el monitor empezó a darle gas a tope, así que los que íbamos detrás tuvimos que hacer lo mismo, y fuimos todo el camino con el acelerador a tope!!, lo que fue una auténtica pasada, junto con los gritos de la Eva retumbando en mis oídos. Cruzábamos baches y pequeñas grietas como si nada.
Tras unos 20 minutos hicimos una parada donde pudimos apreciar el paisaje, estábamos a unos 1100 metros de altura, y veíamos el mar a lo lejos.
Tras un rato reemprendimos la marcha y volvimos a disfrutar de la velocidad llevando las motos, que al no haber obstáculos con los que chocar ;), son bastante seguras. Tras otros 15-20 minutos llegamos al refugio. Estuvo genial y fue una experiencia estupenda, un absoluto IMPRESCINDIBLE, no dejéis de hacerlo.
Nos bajaron en los jeeps hasta la Ring Road donde teníamos el coche y ahí acabó el tour, había durado como unas 3 horas, que las disfrutamos a tope.
Aquí no pudimos renunciar a hacernos una foto para mostrar el tráfico intenso que tenía en esta zona la N1, parecido a la N1 de nuestro país!!!
Cogimos el jeep traga-fuel y nos pusimos en ruta hacia el sur, teníamos por delante el camino hasta el pueblo de Vik. El tiempo se torcía y empezaba a llover, habíamos tenido demasiada suerte durante el viaje.
Atravesamos la desértica región de Skeiðarársandur y la más extensa región de lava del mundo de una sola erupción, Eldhraun, fruto de la erupción de 1783 del cráter Laki, con una superficie de 565 kms2. Los paisajes de nuevo fueron alucinantes, sin cruzarnos apenas coches, todo el paisaje negro, buff, alucinante. Perdonar por tanto adjetivo pero es que hay que verlo, es que era tener la boca abierta todo el día. De camino comimos de nuevo en el mismo restaurante en el que lo habíamos hecho el día anterior, ese cordero había que repetirlo.
Esta fue la ruta completa que hicimos este día:
Como nos sobraba algo de tiempo y para no ir ya a mitad de tarde a Vik que poco tiene que hacer, decidimos aprovechar el tiempo y ver otra cascada muy famosa de la isla, la cascada de Skogafoss, la cual es una de las cascadas más grande del país con una anchura de 25 metros y una caída de 60. Impresionante verla desde cerca.
Os recomiendo subir hasta la parte superior de ella, desde donde tendréis una bonita panorámica de la zona.
Al lado de la catarata, en Skógar, visitamos el Museo del Folk, donde pudimos ver diferentes exposiciones pero lo más interesante a mi juicio fue ver una recreación de varias construcciones islandesas como las granjas Skal con la peculiar hierba en los tejados.
Dormimos en Vik en el albergue, el cual cuando reservamos no ofrecía la opción de coger una habitación para nosotros solos como habíamos hecho hasta ahora salvo el primer día, así que tuvimos que compartir con dos chicas más. Fue un dormitorio mixto de 6 camas, por el que pagamos apenas 6000 kr., unos 40€. El albergue por cierto estaba prácticamente lleno.
Ese día salimos a cenar por el pueblo, y buscamos uno que recomendaban que estaba pegado a la oficina de turismo. Un restaurante muy ambientado además, donde veías tanto turistas como gente de allí. Pedimos como no cordero, y estaba tremendo. Los postres espectaculares (Eva Braun da fe de ello), y el trato muy bueno.
DIA 5. Vik – Reykjavik.Dirholaey. Cascada Seljalandfoss. Landmannalaugar.
Nos levantamos temprano y comenzamos nuestra ruta acercándonos nada más dejar Vik a una zona conocida como Dirholaey. Se trata de una zona de acantilados de basalto y playas de arena negra con caprichosas formas y que sin duda merece la pena. También es conocido el sitio por la colonia que hay cerca de quizás el ave más conocido del país, el frailecillo. Pero entre el mal tiempo que hacía (que debió espantarlos porque no vimos ninguno), y la carretera tan mala que había para llegar, hizo que no estuviéramos mucho tiempo. Es uno de los lugares más retratados de la isla y he visto fotos que son una auténtica pasada. Si tenéis la oportunidad con buen tiempo intentar ver la perspectiva de la playa desde el alto del acantilado que tenéis en esta foto, lo veréis porque no tiene pérdida.
En esta playa recuerdo una anécdota divertida con el coche gafado (ahora es divertida claro), que fue que lo metimos en la arena, y cuando nos pusimos a intentar sacarlo empezaron a patinar las ruedas y nos entró la digamos «impaciencia», menos mal que con la famosa marcha «reductora» lo sacamos sin problemas… era un aviso.
Volvimos a la Ring Road, pasamos por la cascada Skogafoss que habíamos visto el día anterior y nos dirigimos a otra cascada muy interesante, la Seljalandfoss, y más grupos de ovejas siempre de tres en tres, qué misterio. Me pregunto a qué espera Iker Jiménez para hacer un programa sobre el tema 😉
En el trayecto entre una y otra, se encuentra el famoso volcán Eyjafjallajökull, que poco tiempo después, entre marzo y abril de 2010, entró por dos veces en erupción y generó tantos problemas cerrando el espacio aéreo sobre la mayor parte del norte de Europa y afectando a millones de pasajeros. En el viaje, sinceramente, ni nos fijamos en él, y no notamos nada al pasar cerca de él, jajaja.
La cascada Seljalandfoss nos gustó mucho tan rodeada de verde. Si una cosa tiene buena Islandia es que parece que no hay cascada igual a otra, cada una tiene una característica diferente que la hace interesante. Esta tiene una caída de 60 metros y había visto fotos de ella con buen tiempo que eran increíbles, y no me extraña, porque a pesar de que estaba lloviendo y con poca luz, nos impactó cuando la vimos de cerca.
En esta además puedes meterte literalmente detrás de ella, donde además hay otra, Glufrafoss, una cascada escondida.
Una vez que la dejamos atrás, nos adentramos hacia dentro de la isla y comenzaba la aventura de verdad, el camino hacia el nombre impronunciable de Landmannalaugar.
La verdad es el que el ir o no a esta zona le di bastantes vueltas antes del viaje, tenía los pros de que la zona todo el mundo hablaba muy bien, del paisaje, de los colores, de la ruta hasta llegar allí, pero tenía un contra que nos creaba cuanto menos incertidumbre, había que cruzar más de un río con el coche.
Además también parece que la ruta más interesante para ir partía a unos 70kms de Vik pero hacia el este, cogiendo la carretera F208, es decir, en dirección contraria a la que estábamos yendo. Esta otra ruta permitía ver la falla de Eldgjá y más cascadas, pero dado que quería ver la de Seljalandfoss finalmente pesó más la aventura que el riesgo, así que para allí que fuimos.
Esta fue la ruta que hicimos este día:
La verdad es que enseguida mereció la pena los paisajes que nos íbamos encontrando…
El terreno era tan inhóspito, que no pudimos no hacernos una foto en plan perdidos.
Y entonces llegó el momento, apareció el primer río a vadear. No parecía muy profundo, así que nos vinimos arriba y hasta grabamos un vídeo pasándolo. Nunca se me olvidarán las palabras de Manolo, el conductor del vehículo afirmando con sorna, bueno, berreando como en él suele ser habitual, «lo hemos pasado con la pi….», qué risas nos echamos. Aquí lo véis, junto con las misteriosas ovejas…
Seguimos el camino y nos encontramos otro, y como nos habíamos venido arriba, entramos en plan rally Dakar, y he ahí que la armamos, y llegó el momento, el momento en que se atascó y aquello no salía. Nos empezamos a preocupar. Aceleramos y aceleramos, pero aquello se atascaba más. Salimos del jeep por el agua por la rodilla para ver el panorama, el agua, nada, como a 8 grados, del glaciar que venía. Ya vimos que se había atascado en la arena y que además el eje trasero estaba tan inclinado que parecía que estuviera roto, uff, ya sudábamos y no hacía calor precisamente. Nos acordábamos de aquella gran frase del de la empresa de alquiler del coche, «tenéis seguro a todo riesgo, excepto si cruzáis ríos…, don’t cross rivers…». Por supuesto no había cobertura en el móvil, pero había al menos alguna buena noticia, era la una de la tarde (no me imagino si hubiera sido al anochecer), y al menos no había entrado agua en el coche, todavía.
Nos ponemos a caminar para buscar una cuerda para intentar remolcarlo si viene alguien, la encontramos en unas casas como a 500 metros que eran como refugios y no había nadie, y hasta encontramos un camión no muy nuevo, y como no por estos lares, con las llaves puestas. Se me pasó por la cabeza cogerlo para remorcarlo, pero buff, el estropicio podía haber sido peor si encima le hacemos algo, así que volvemos al coche y a esperar. A los 20 minutos aparecen un par de 4×4, con gente que no recuerdo de qué país eran. Se paran y nos intentan ayudar, uno de ellos se pone a grabar con la cámara, cosa que no me hizo ninguna gracia, pero otro se mete en el agua para echarnos una mano, y comenzamos a buscar una cosa que parece ridícula, pero que nos acaba de hundir más en la miseria, el gancho que TODO jeep debería tener para engancharlo y poderlo remolcar. Por más que lo buscamos, no encontramos ningún gancho, así que finalmente ellos se fueron y allí nos quedamos, no sin antes decirnos que el eje de atrás del coche «is broken», qué simpáticos. Al rato vienen otros dos coches, y estos da la enorme casualidad de que son, españoles!!, le explicamos lo mismo y dado que no encontramos una solución, se ofrecen a llevarnos en sus coches al refugio de Landmannalaugar, así que sacamos las mochilas y ahí dejamos el coche abandonado. Una vez en el refugio, hablamos con una chica islandesa muy maja y nos dice que hay un trabajador que por la tarde volverá a Reikjavik sobre las 5 ó 6 y nos puede intentar ayudar a sacarlo, así que empapados y acongojados por si no podemos sacar el coche de ahí o se lo lleva la corriente o lo peor, se avería (no imaginamos cuánto podría costar la broma) nos quedamos allí sin comer apenas, esperando que nos llevara el joven, que era nuestra esperanza.
Finalmente sobre las 6 nos dice que ya se va y nos montamos con él, avanzamos a toda velocidad y cruzando ríos como si fueran charcos con el tanque 4X4 que lleva llegamos a donde está nuestro coche. Manolo se monta y el islandés comienza a buscar el maldito gancho, que obviamente no encuentra porque lo buscamos nosotros casi una hora.
Y finalmente y cuando ya nos pensábamos lo peor de tener que llamar a la empresa de alquiler, entra en escena esa preciosa, esa maravillosa palabra que es la experiencia (seguramente sacando a más pardillos como nosotros), que aplica el islandés salvador cuando decide atar la cuerda que tenía, al eje de la rueda para remolcarlo (efectivamente no se nos había ocurrido, quizás a otro… sí). Así que se sube a su coche, le pide a Manolo que dé marcha atrás, y de repente aquello empieza a moverse, a moverse, hasta que sale el coche del agua. No se me olvidará la sensación de alivio que sentimos, y los 10 litros de agua que debieron salir del tubo de escape, pero el coche parecía que estaba bien, y el eje de atrás estaba perfecto, que era lo que nos imaginábamos. Si os fijáis en la foto está como inclinado hacia el otro lado y rozando con el guardabarros, de ahí que no traccionara. Fue una red de infortunios, terreno arenoso y la posición de las ruedas, porque el río no era muy profundo, eso sí, lo cruzamos por el peor sitio al sentir esa peligrosa palabra que es la confianza que desemboca en imprudencia.
Finalmente le dimos las gracias a Broddi Hilmarsson, así se llamaba ese joven, que aún no siendo el rey de la simpatía, fue nuestro salvador. Le dimos el poco dinero que llevábamos a modo de humilde agradecimiento, ya que todo lo pagábamos con la tarjeta, y nos despedimos de él.
Y así quedó el espacio tras nuestro paso por un río que nunca olvidaremos, pero que finalmente todo se quedó en una anécdota.
Una vez pasado el susto y habiéndonos recuperado más o menos, recordábamos que todavía teníamos que pasar otro río, el primero que pasamos por la mañana. En ese momento nos pareció un regato, pero ahora, nos parecía el Amazonas. Vamos a pasarlo y nos quedamos parados en el centro del río!!! yo me encomendé ya a todos los santos, pero fue una falsa alarma, porque el gran Manolo, no había puesto la reductora, así que la puso y salimos sin problemas.. buff, no sé como no nos dio un infarto.
A partir de ahí ya condujimos normalmente hasta Reykjavik, no sin antes ya empezar a reaccionar y hacer algunas fotos de un paisaje que habíamos olvidado hacía como unas 7 horas.
Ya de noche llegamos al hotel que habíamos reservado, llamado Eric The Red una habitación triple con baño propio y una mini cocina, por 15400kr por noche (unos 110€), un poco caro es cierto, pero la mayoría de los hoteles de la capital estaban de ese precio para arriba.
DIA 6. Reykjavik. Þingvellir. Géiser Strokkur. Cascada Gullfoss. Blue Lagoon.
El penúltimo día nos levantamos pronto para dar una vuelta por Reykjavik, hacía un día estupendo.
Este es el hotel, bastante feo por fuera y por dentro bastante sencillito pero suficiente. El trato que nos dieron fue muy bueno.
Reikjavik no se caracteriza precisamente por ser una ciudad muy interesante para visitar, pero no nos podíamos ir sin al menos dar una vuelta.
Fuimos a ver la estatua llamada el Viajero del Sol, construida en 1986 para conmemorar el 200 aniversario de la ciudad. La verdad es que nos gustó mucho, ahí al lado del mar.
Después de un par de horas, cogimos el coche de nuevo para nuestra última visita, el llamado Círculo Dorado que engloba los tres principales lugares turísticos de la isla: el valle de Þingvellir, el Geysir y la cascada de Gullfoss a apenas cincuenta kilómetros al nordeste de la capital.
La primera parada fue Þingvellir, a unos 40 kms sólamente de Reijkavik. Es una extensa planicie situada a los pies de la gran brecha que separa las placas continentales europea y americana, la denominada falla atlántica. Este lugar es muy famoso en el país porque aquí se reunió el Parlamento islandés durante novecientos años hasta que, en 1798, fue trasladado a la capital; aquí se proclamó por ejemplo la independencia del país de Dinamarca en 1944. Cada vez que se celebra un evento a nivel nacional, miles de personas se congregan en dicho lugar.
Dimos una vuelta por la zona, buen paisaje, pero claro, esto es como lo que ya comenté antes, después de todo lo que habíamos visto, esto ya no nos impresionaba, otra cosa hubiera sido haberlo visto al principio.
Tras esa primera parada, seguimos al segundo de los lugares turísticos, Geysir, una de las zonas de actividad termal más activa del planeta y que dio el nombre genérico a esos misteriosos chorros de agua caliente que la tierra parece escupir, los géiseres.
Del antiguo Gran Geysir queda poco ya que dejó de manar agua debido a las piedras y objetos arrojados por los turistas, pero su heredero Strokkur lanza una columna de líquido hirviente hasta veinte metros de altura, cada cinco o diez minutos. Como si lo programara un mecanismo secreto, el proceso se repite de día y de noche: primero se forma una burbuja que, borboteando va creciendo hasta explotar. El vapor que desprenden los charcos de fango y los manantiales de agua caliente dan al lugar un aspecto fantasmagórico, intensificado por un pestilente olor a azufre. El espectáculo es digno de apreciar, y además es algo que no habíamos visto antes. Aquí os paso la secuencia del lanzamiento.
El campo geotermal está lleno de manantiales en ebullición y pequeñas pozas de aguas a más de 85 grados. La actividad termal de Geysir solo es comparable a la que se registra en otro punto de la isla, Namajfall, cerca del lago Myvatn, aunque aquellas me gustaron más por el paisaje de alrededor. Hay una buena exposición de volcanes, géiseres, terremotos, folclore e historia natural en el Geysisstofa Geocentre.
Una vez que vimos la actividad del geiser Strokkur unas cuantas veces, regresamos al coche para dirigirnos al tercer y último punto de interés del Triángulo de Oro, la cascada Gullfoss. Se caracteriza porque cae en dos saltos (de 11 y de 21 metros) en una grieta de 32 metros de profundidad, que mide unos 20 metros de ancho y 2,5 kilómetros de largo. El caudal medio en esta catarata es de 140 metros cúbicos (140 mil litros) por segundo en verano y 80 en invierno. La cascada la verdad es que impresiona, dicen una de las más espectaculares, pero es como todo, a mí Godafoss, al ser la primera, me gustó más, y Dettifoss, con más caudal, me impresionó más. Además esta está llena de turistas y las otras estábamos prácticamente sólos.
Aquí tuvimos una casualidad, que fue que vimos a los «simpáticos» de los coches que se pararon primero cuando nos quedamos atascados, les dijimos que pudimos sacar finalmente el jeep, que NO estaba roto el eje trasero y sobre todo al que se dedicó a grabar, en vez de interesarse por nosotros, que su conducta no me había gustado na-da…
Cuando ya eran sobre las 4 de la tarde, decidimos poner rumbo de nuevo a Reikjavik para visitar y esta vez relajarnos de verdad en el último lugar imprescindible y curioso del viaje, la Blue Lagoon.
Se trata de un spa o balneario geotérmico que está situada en medio de un campo de lava en la península Reykjanes, aproximadamente a 39 Km de la capital Reykjavik y es una de las atracciones más visitadas en Islandia. Es un espectáculo natural realmente extraordinario. Su ubicación entre campos de lava, las columnas de humo y los chorros de vapor te hacían sentir como en otro planeta. El agua proviene de la central eléctrica de Svartsengi, la cual se mezcla con el agua del océano, obteniéndose durante todo el año una temperatura media de 37-39°C.
Es famosa mundialmente por las propiedades medicinales y curativas de sus aguas geotermales. El barro compuesto de minerales como el sílice blanco y el azufre, por lo visto limpia y exfolia suavemente la piel dando un efecto rejuvenecedor, mientras las algas verdes-azules te nutren la piel. Por supuesto lo probamos.
Recuerdo que nos dieron unas pulseras para entrar con las que luego abríamos automáticamente las taquillas sin llave ni nada, última tecnología sin duda…Estuvimos como dos horas descansando y disfrutando de las aguas, relajándonos después de tantos días de no parar.
Fue un broche de oro a nuestro viaje, sin duda este lugar es un IMPRESCINDIBLE.
Una vez que nos cansamos de disfrutar de la laguna y nuestra piel estaba más arrugada que una uva pasa, pusimos rumbo a Reikjavik para darnos un homenaje en algún restaurante y dejar ya el coche. Dimos una vuelta por el centro, era viernes 18 de septiembre, con lo que los bares estaban bastante animados, recuerdo que había gente fuera fumando en manga corta y debíamos estar a unos 8 grados máximo. Finalmente encontramos un restaurante que tenía buena pinta, y nos pusimos morados a comer.
Y ya por fin nos volvimos al hotel a dormir, que estábamos muertos…
Al día siguiente día 19 de septiembre cogimos el vuelo de vuelta a Alicante, y luego a Madrid y terminó nuestro viaje.
Como ya dije al principio, este fue uno de los viajes que más recuerdo por todos los lugares que visitamos, la mayoría de ellos por primera vez, y por las experiencias vividas, ver focas en libertad, paisajes de fumarolas y cráteres, auroras boreales, lagos azules con olor a azufre, cascadas de diferentes tamaños y tipos y todas ellas espectaculares, enormes glaciares, un lago lleno de pequeños icebergs, campos de lava, y paisajes y montañas en tierras inhóspitas que te dan una sensación de libertad y de aislamiento que no se puede explicar con palabras, y hasta la mayor sensación de «incertidumbre» en un viaje hasta ahora vivido.
Sin duda es un país fantástico que os recomiendo y que espero que podáis disfrutar de él igual que hicimos nosotros. Espero que este diario, os pueda haber servido.
Por último si te ha gustado el post sólo te pido un favorcito, ¡ayúdame a difundirlo!, puedes compartirlo con tus amig@s usando los botones de facebook, y si quieres puedes seguir mi blog. Por supuesto también puedes añadir cualquier comentario que será muy muy bien recibido. ¡¡Muchas gracias y hasta la próxima!!