CERDEÑA (ITALIA)

Cerdeña, con una población de 1,570,000 (2023) es la segunda isla más grande en extensión (aunque por poco) del Mediterráneo sólo por detrás de su vecina Sicilia y ha sido desde hace décadas uno de los destinos preferidos de miles de turistas que buscan sol y buena gastronomía, y sobre todo playas de aguas cristalinas. No es un destino tradicionalmente muy popular entre los españoles, que solemos visitar, si es que nos decidimos ir más al este de las Baleares, las preciosas islas griegas.

Tengo que decir, y esta es una opinión muy subjetiva, que una vez regresado de Cerdeña, confirmo que el especial atractivo de la isla son sus 1,850 kms de costa, por ello si las playas no te seducen especialmente, yo cambiaría de destino, eso sí, si te gustan que sepas que te van a enamorar.

Obviamente la isla sarda no es sólo playas, tiene un interior sorprendentemente montañoso donde podéis practicar senderismo, también visitar ruinas antiguas de ciudades púnicas, excavaciones romanas o asentamientos prehistóricos nurágicos (civilización que surgió hacia el 1.700 a.C., en la edad de bronce media), sin olvidar obviamente disfrutar de su gastronomía, sus pueblos y sus simpáticos habitantes.

Aterrizamos en el aeropuerto de Cagliari a las 9 de la mañana de un lunes 10 de junio de 2024 con un vuelo de Ryanair por el que pagamos unos 120€ cada uno. El vuelo fue plácido y normal y sin facturar nos dirigimos a recoger nuestro coche de alquiler. Dada la fama de la conducción en la isla decidimos coger la opción de seguro a todo riesgo, y hay que pagarlo. Nos costó unos 500€ por 7 días con la compañía Italy car rent. El coche fue un SUV de la marca china MG que la verdad que se portó muy bien. Un consejo, si no cogéis la opción de seguro a todo riesgo, revisar bien los daños externos del coche con el empleado de la compañía antes de iros, hacer fotos si es necesario, que luego al dejarlo podéis tener malentendidos, y me consta que los hay 🙂

Para hacer el mapa de lo que íbamos a visitar durante esos 7 días y sabiendo que hay que priorizar, nos centramos en el norte y este de la isla, dejando el oeste para una mejor ocasión así que ese día teníamos un largo viaje cruzando toda la isla de sur a norte hasta la localidad de Alghero, donde teníamos nuestro primer alojamiento.

Por una carretera de doble carril iniciamos los 260 kms hasta el noroeste de la isla, pero antes de acercarnos a Alghero había previsto visitar una de las atracciones del norte de la isla y que dudé en si hacerlo o no pero a la postre resultó una muy buena decisión, y es la Grotte di Nettuno, una cueva a pie de mar en el fondo de un espectacular acantilado.

Había hecho la reserva antes de llegar sin tener que abonar nada, es sólo una inscripción de día y hora para entrar. Os recomiendo hacerlo previamente para no quedaros sin visitarla. Este es el link:

Reserva Grotte di Nettuno

Una vez allí ya en la entrada hay que pagar los 14€ para acceder pero…. tuvimos la mala suerte de que en ese momento la cueva se encontraba cerrada porque las olas superaban la altura permitida y por seguridad y por protocolo debían cerrarlas. A pesar de esto y para no quedarnos sin visitarlas hicimos la reserva por internet inmediatamente para el día siguiente a las 9 de la mañana. Y al final fue una buena opción a esta hora porque seríamos los primeros con los que no tendríamos ningún grupo delante.

Dejamos el coche en un aparcamiento en el Cabo Caccia donde está la gruta y desde donde teníamos estas magníficas vistas hacia el sur….

Y estas de los espectaculares acantilados del oeste, lugar fantástico desde donde decidimos hacer un break para comernos un bocadillo que traíamos desde España. No está mal difrutar de un bocata de jamón con estas vistas, ¿no?

Nos dirigimos ya hacia Alghero para acercarnos primero a nuestro alojamiento, reservado como siempre por Booking.com. Se llamaba Hotel Rooms Angedras y por 2 habitaciones dobles y una individual pagamos 232€. Este era la recepción del hotel y donde se desayunaba.

Las habitaciones estaban en otro edificio y la verdad que estaban genial, la buena nota de Booking estaba justificada.

Dejamos las maletas y nos acercamos a un supermercado a comprar una nevera (13€), unas hieleras de plástico y unas esterillas (4.5€), más adelante os contaré el por qué de estas últimas.

Aquí estaba situado el hotel, muy céntrico y donde podréis aparcar justo en la puerta y sin pagar.

Con un tiempo estupendo para pasear nos dirigimos al llamado Lungomare Valencia, que es algo así como lo que llamamos paseo marítimo en nuestro país. Caminamos hacia el centro viendo el mar en todo momento a nuestra izquierda.

Nos fijamos por el camino en un bar en un enclave privilegiado, llamado Riservato Beach Bar y decidimos tomar algo ya que tenía unas estupendas vistas.

Seguimos caminando a lo largo de la costa hacia el centro de Alghero, localidad pesquera de unos 44,000 habitantes (2023) protegida por una muralla y siete torres del s. XV. Fundada en el siglo XII como ciudad fortaleza por los genoveses, sufrió el dominio aragonés que influyó en su arte y tradiciones. Aquí podéis ver una buena muestra de su muralla y una de sus torres, esta llamada del Espero Real.

Tras dejar el mar y la zona amurallada, nos sumergirnos en el centro histórico, donde como siempre en Italia se combinan fachadas restauradas con otras no tanto y que dan ese toque decadente tan característico del sur de Italia.

En estas calles comerciales podréis saborear un helado en unas de sus múltiples heladerías (no olvidéis la panna (nata) por encima si os gusta 🤤) y si queréis llevaros un recuerdo tradicional, tenéis la artesanía del coral (sobre todo el de color rojo) por la que Alghero es mundialmente conocida.

Os recomiendo recorrer la animada Vía Carlo Alberto donde encontraréis la iglesia de San Francisco con su bellísimo claustro original del siglo XIV. Esta estructura, junto con el convento contiguo, representa un importante ejemplo de arquitectura gótico-catalana en Cerdeña.

Decidimos no sólo entrar si no también por un poco más (6€ por persona) subir a su campanario con una visita guiada de una simpatiquísima sarda que nos contó mil y una historias interesantes sobre la ciudad.

Seguimos calle abajo para llegar a la animada Piazza Cívica donde nos fijamos en una bandera catalana que me da pie para hablar de la intensa relación de Cerdeña con España, y más concretamente con Cataluña. Y es que la isla italiana perteneció al Reino de España, primero cuando el papa Bonifacio VIII decidió la cesión de la isla en 1324 a la Corona de Aragón, más adelante, tras la unificación de los reinos de Aragón y de Castilla con los Reyes Católicos, Cerdeña pasó a formar parte del Reino de España hasta el año 1708. En ese momento tuvo lugar la guerra de Sucesión española y Cerdeña pasó ya a formar parte del Imperio austríaco tras la firma de los tratados de Utrecht. 

El catalán sigue hablándose hoy en la ciudad aunque cada vez menos, aunque realmente se trata del alguerés, un dialecto de éste. También se encuentran letreros rotulados en esa lengua, e incluso nos dijeron que se imparte en algunas escuelas como asignatura optativa.

Justo al lado de la plaza Cívica encontraréis la catedral de Santa María, de estilo gótico catalán y que se comenzó a construir en el siglo XVI pero no se terminó hasta que fue consagrada en 1730. Este templo a pesar de no ser espectacular muestra una mezcla de estilos que la hacen cuanto menos curiosa, con un interior con elementos renacentistas y para rematar esa fachada en estilo neoclásico añadida en el siglo XIX que le agregó una nueva dosis de complejidad arquitectónica.

Si accedéis a su interior cuya entrada es gratuita, podréis apreciar su imponente altar mayor y hasta una réplica de La Moreneta, patrona de Cataluña. Aquí también podréis subir a su campanario previo pago.

Seguimos caminando por sus calles tranquilamente ya que merece la pena perderse por su trazado laberíntico y dejarse llevar por la esencia medieval de esta coqueta ciudad.

Tras ver por fuera la Chiesa di San Michele (Iglesia de San Miguel) y el Palazzo Peretti decidimos dirigirnos de nuevo hacia la zona amurallada junto al mar. Aunque el origen de la fortificación data del siglo XII, la mayor parte de su baluarte defensivo se construyó en el siglo XVI y se mantiene casi intacto.

Continuamos hacia el norte y terminamos en la zona del puerto, lugar muy importante en la vida de esta ciudad.

Donde por casualidad nos encontramos con un artista callejero entonando una canción que seguro os sonará…

Una vez que se hizo ya la hora de cenar y algo cansados de caminar, nos dirigimos a un restaurante que nos habían recomendado en nuestro alojamiento, y de nombre conocido para nosotros.

Fuimos a lo seguro y decidimos probar por primera vez la pizza, 100% al estilo italiano, sencilla, como suelen ser en Italia, nada de mezclar mil ingredientes como hacemos en España aunque shhh 🤫yo lo prefiero 😂😂.

Después de disfrutar de las pizzas, y aunque estábamos llenos, el estómago extra que tiene el ser humano para los postres, se activó y nos permitió como no, probar otro clásico, el tiramisú, que es uno de mis favoritos si es casero, sin duda en el top 3.

Pagamos por una pizza cada uno, bebidas y postres, 97.5€, osea unos 19.5€ por persona, yo creo que buen precio, lo recomiendo.

De vuelta al hotel pudimos contemplar un bonito atardecer sobre la zona amurallada, agradable ciudad esta de Alghero.

Esta es la ruta resumida con lo más importante que habíamos visitado, con un día yo creo que más que suficiente.

Martes 11 de junio de 2024

Madrugamos, empaquetamos todo y nos digirimos al edificio de la recepción para empezar el día con un estupendo desayuno.

Nos despedimos de la ciudad y todavía en la provincia de Sassari, recorrimos en sentido contrario los 24 kms del día anterior para llegar a nuestra cita con la Grotta di Nettuno a las 9h, cruzando los dedos para que ese día sí se pudiera visitar.

Tuvimos suerte, estaba abierta así que pagamos los 14€ de la entrada y nos dispusimos a bajar la intensa escalinata hacia ella. Que sepáis que también se puede acceder a ella en barco, opción más cara, pero también obviamente, más cómoda.

Deciros que para llegar a ella hay que descender la llamada Escala del Cabirol, de nada menos que 654 escalones, que os llevará a la entrada a nivel del mar.

El paisaje de la bajada es impresionante, con esos bloques enormes de roca y la inmensidad del mar delante. Desde luego es muuuucho mejor visitarla a esta hora por la mañana porque por la tarde dando el sol de pleno puede ser muy duro la subida (anotar el dato 🙂

Después de una muy agradable bajada de unos 45 minutos llegamos a la famosa gruta, cuya entrada a nivel del mar, la verdad que impresiona. No me extraña que la cierren cuando hay oleaje porque el mar literalmente se introduce en la cueva.

Una vez dentro comienza la visita guiada en italiano e inglés. Nos cuentan que esta gruta tienen unos 4 kilómetros de ancho, pero la parte que se puede visitar apenas tiene unos cientos de metros de ancho.

Por la cueva discurre un rio subterráneo que corre por distintas salas y que muestran la belleza de la que es capaz la naturaleza solo con la unión del agua y las sales minerales. Impresionan las salas que visitamos, que además con el ruido del mar al fondo la hacen muy especial. Es la primera vez en mi vida que visito una cueva al borde del mar de estas características y todos coincidimos en que nos gustó mucho.

Después de unos 30 minutos de visita volvimos ya al exterior para comenzar la vuelta subiendo los 654 peldaños.

Tengo que decir que esta es una visita para mí imprescindible de la isla, no solo la cueva es espectacular, sino que la experiencia de llegar hasta ella, ya sea en barco o por la escalera, disfrutando de las preciosas vistas que la rodean, hacen que merezcan mucho la pena.

Volvimos al coche y ya por fin íbamos a tener la primera toma de contacto con las joyas de la corona de la isla, las playas, y para comenzar, qué playa, una de las consideradas mejores del mundo y por supuesto en el top 3 de la isla, la playa de la Pelosa en Stintino, en el extremo noroeste de la isla.

Debéis saber que esta playa está tan protegida que hay que pedir cita por internet para poder visitarla (3.5€ pagamos). Lo podéis hacer en este link Reserva la Pelosa o descargaros su APP. Tener en cuenta que suele estar muy demandada así que esperar normalmente muuuuuucha gente. De los 1,500 permisos diarios700 plazas se pueden reservar con antelación sin límite de tiempo. Otras 700 autorizaciones diarias salen a la venta con tan solo 48 horas de antelación, y 100 quedan para los alojados en los alrededores.

Aparcamos previo pago (1€/hora) porque en Cerdeña se paga por aparcar casi en cualquier lugar un poco turístico, sobre todo en las playas. Tras sacar el ticket nos acercamos a unas casetas habilitadas que hay para validar nuestra reserva y que nos pusieran una pulserita. Una recomendación, ir temprano porque si no, no podréis aparcar u os tocará pegaros luego una buena caminata, ya no os digo si váis en julio o agosto.

Nos acomodamos en la limpia e impecable arena que como os decía hace unas líneas hay que acudir sí o sí obligatoriamente con esterillas. Las podéis comprar en algún supermercado por 4 ó 5€ pero si lo dejáis para el final o para la misma playa pagaréis hasta el doble. Recordar, NO podéis poner vuestras toallas directamente en la arena. También hay un sitio habilitado para fumar, nada de hacerlo en cualquier sitio como en el 99% de las playas, y tengo que decir que la gente lo respetaba y me parece una idea más que estupenda.

Y la verdad, que todas las expectativas se vieron refrendadas cuando nos acercamos al agua, qué maravilla, con ese cambio de tonalidad del azul a medida que te adentras en el mar. IMPRESIONANTE.

Estuvimos unas tres horas disfrutando de la playa y sus aguas, tomando algo en el chiringuito (caro, como no podía ser de otra manera, cerveza a 5€). Os recomiendo caminar hacia su parte izquierda donde tendréis esta fantástica perspectiva de su paisaje más original, con la emblemática torre de piedra della Pelosa al fondo, construida en el siglo XVI para defender Cerdeña de invasores indeseables.

Una vez disfrutada y bien remojados, volvimos al coche y continuamos la ruta prevista hacia el este, hacia la localidad de Santa Teresa Gallura.

Pero antes decidimos hacer un break para visitar Castelsardo, famoso por su fortaleza medieval situada en un promontorio que domina toda la localidad.

Había pocos turistas a la hora que llegamos, sobre las 4 de la tarde así que pudimos aparcar más o menos rápido. Subimos a lo más alto, desde donde teníamos estas bonitas vistas.

Nos acercamos al castillo de los Doria, del siglo XII. Hoy acoge el Museo de la Cestería Mediterránea, una de las tradiciones más arraigadas de este pueblo pero decidimos no entrar y seguir callejeando por sus entonces vacías calles.

Nos acercamos a la iglesia de Santa Maria delle Grazie del siglo XII – XIII.

Visitamos también la Catedral de Sant’Antonio Abate, la cual ocupa el espacio de una antigua iglesia románica. Fue consagrada en 1503 y en la cripta podéis ver un museo de arte sacro.

Su ubicación es espectacular, al borde de un acantilado y desde donde se puede disfrutar de un bonito paisaje.

No sé si fue por verlo tan desierto y con tan poco ambiente que sinceramente este lugar me decepcionó, no le ví nada especial, me esperaba más 🤷‍♂️

Remprendimos la marcha, con una breve parada en la Roccia dell’Elefante, que os podéis suponer qué forma imita esta curiosa roca para ya continuar sin paradas hasta el lugar donde dormiríamos esa noche.

Llegamos a Santa Teresa Gallura y nos dirigimos a nuestro hotel, llamado La Funtana. Por una habitación doble y otra cuádruple, con desayuno incluído pagaríamos 266€.

Las habitaciones no estaban mal, sencillas pero muy limpias y cómodas.

La atención en la recepción fue estupenda y nos recomendaron sitios para cenar así que tras una rápida ducha salimos a dar un breve paseo por esta localidad de unos 5,000 habitantes pero que en verano multiplica su población ya que es muy turística y tiene un buen número de playas cercanas muy visitadas.

Salimos ya casi cuando el sol se estaba poniendo y caminando remontando la calle Santa Teresa llegamos al centro histórico hasta llegar a ver la iglesia de Santa Teresa.

Llegamos hasta la animada Piazza Vittorio Emanuele I para ya luego dirigirnos hacia una de las recomendaciones del hotel, el restaurante Mediterráneo… y como suele suceder en estos casos, suelen acertar porque la verdad que cenamos muy muy bien.

La comida todos coincidimos en que estaba muy buena.

Pedimos 6 platos para los 5, comimos pescado, pulpo croccante, calamares fritos, spaghetti carbonara y unos estupendos postres y pagamos 166€ (33€ por cabeza), no es barato pero comimos muy bien y la calidad precio me pareció muy buena. Ah, acostumbraos a que en Italia os suelan cobrar lo que llaman ellos el cubierto, 2.5€ por comensal. La anécdota de la cena fue que pedimos una cerveza con limón, algo habitual en España y nos trajeron una cerveza, con un plato con 3 rodajas de limón 🤣🤣

Salimos de cenar y oh, sorpresa, se puso a llover de repente así que llegamos al hotel corriendo a toda prisa.

Esta es la ruta que habíamos seguido ese día.

Miércoles 12 de junio de 2024

Nos levantamos pronto y disfrutamos del desayuno incluído tipo buffet en el hotel, segundo y último de este viaje.

Este día dudé mucho en hacer lo típico de esta zona, acercarnos al archipiélago de la Maddalena y visitar sus espectaculares playas, pero finalmente, y dado que en los días siguientes teníamos ya contratada otros dos tours en barco, decidí no hacerlo y visitar otros lugares, vosotros desde luego plantearoslo porque hablan maravillas de esas islas.

Una vez que dejamos el hotel nos acercamos al Capo Testa, un lugar que suele ser visitado para ver la puesta de sol y que nos gustó mucho. De nuevo vimos alguna calita con un color de agua espectacular.

Continuamos hasta el final de la carretera donde, aunque bastante transitado, encontramos sitio para aparcar. Llegamos hasta el faro, donde nos encontramos con un simpático habitante sardo dando un paseo matutino bajo el sol.

La verdad que la mezcla del paisaje granítico y las aguas turquesas lo hace muy interesante con lo que si estáis cerca y tenéis tiempo, me parece un buen lugar para dar un breve paseo.

Regresamos al coche y continuamos hacia el sur hacia el siguiente destino, Palau, un pequeño pueblo de pescadores que ha sabido hacer del aumento del turismo uno de sus puntos fuertes ya que desde allí parten los ferrys hacia el archipiélago de la Maddalena.

Dimos un paseo por el puerto y las calles principales pero al pueblo sinceramente, no le encontramos algo muy interesante, aunque no ayudaba a esto el hecho de que fuera un día entre semana y por la mañana. Quizás esta iglesia moderna, llamada Nostra Signora delle Grazie, fue lo más interesante que encontramos, así que enseguida volvimos al coche y seguimos la ruta.

Continuamos recorriendo esta Costa Esmeralda, 55 kilómetros de litoral que separan los municipios de Liscia di Vacca y Olbia, y que es una de las zonas más exclusivas del Mediterráneo, tanto para italianos como para extranjeros. A lo largo de ella abundan las villas suntuosas y los complejos hoteleros, sobre todo en Porto Cervo y Santa Teresa.

Teníamos ganas de disfrutar una de las playas de esta zona así que de las que tenía apuntadas, decidí ir hacia una llamada Liscia Ruja, un arenal de unos 700 metros de largo y con poca profundidad.

Para acceder a ella hay que desviarse de la carretera e ir los últimos kilómetros por un camino de tierra donde llegaréis a una zona de descampado entre los árboles donde como siempre encontraréis a unos amables habitantes que os harán pagar nada menos que 3€ por hora, ¡vaya precios!. Pagamos unas 4 horas y nos acercamos a la playa, que ya vimos que tenía una pinta espectacular. Nos llevamos la nevera y la sombrilla (que no hubo manera de clavar porque el viento se la llevaba). Finalmente acabamos alquilando una sombrilla y un par de hamacas al módico precio de 30€.

La verdad que la playa, estaba muy limpia y sobre todo el agua, cristalina en la orilla y de un color azul más intenso a medida que mirabas más adento, de nuevo cumplió ampliamente con nuestras expectactivas, con lo que la recomiendo al 100%.

Desde allí y ya sobre las 4 de la tarde decidimos ir a conocer el pueblo más famoso de esta Costa Esmeralda, Porto Cervo.

Dejamos el coche en un parking en el que increíblemente no tuvimos que pagar y nos acercamos al centro neurálgico de esta localidad, un centro turístico caracterizado por un estilo arquitectónico particular, con un laberinto de calles estrechas, arcadas y escaleras.

Llegamos hasta la plaza central, conocida por sus boutiques y tiendas de marcas de moda.

Y os preguntaréis, ¿cómo este lugar se convirtió en un sitio tan exclusivo y con tanto lujo? pues tiene su origen hace unas décadas ya, concretamente en los años 60 del pasado siglo, y gracias a la brillante intuición del príncipe Karim Aga Khan IV (descendiente de Mahoma, líder de los musulmanes ismaelitas (rama minoritaria del chiismo)) que con la ayuda de varios arquitectos transformaron la belleza de este litoral de Gallura en un lujoso destino turístico destinado a la élite mundial, formando parte de ese circuito supranacional del lujo que también incluye Saint-Tropez, Montecarlo, Mikonos o Ibiza.

Por aquí se han dejado ver estrellas como Bradley Cooper, Robbie Williams o Elton John. El metro cuadrado puede llegar a los 300,000€ y hay mansiones que superan largamente los 300 millones de euros. Por poner un ejemplo, en este año 2024 se vendió la lujosa y polémica Villa Certosa de Silvio Berlusconi por nada menos que ¡¡500 millones de euros!!

Bajamos hasta la costa, donde pudimos apreciar de cerca su puerto deportivo de aguas cristalinas.

Dimos un paseo a lo largo de esta zona y cruzamos un puente de madera para acercarnos a la zona del otro lado para, como no, y como buenos cotillas de lo que no estamos acostumbrados, ver de cerca los yates más grandes y lujosos.

Desde aquí podréis apreciar al fondo la zona de boutiques y algunas de las lujosas residencias de Porto Cervo, aunque las más exclusivas obviamente están mucho más aisladas a lo largo de la costa Esmeralda.

En esta zona pudimos ver 3 ó 4 yates impresionantes que nos dejaron boquiabiertos, cómo nos entretuvimos viendo salir no menos de 20 maletas de uno de ellos que llenaron dos furgonetas enteras, así también viajo yo….

La verdad que Porto Cervo, por el que no aprecié mucho entusiasmo por su visita en todo lo que leí previamente, tengo que decir que desde luego que lo recomiendo, me pareció curioso y digno de ver, ya no sólo por ver tanto lujo (que hay y siempre habrá en el mundo) sino también porque el paseo por su pequeño puerto es más que agradable, y si alguien tiene algo suelto siempre se puede comprar algún trapito 🤑. Yo por supuesto que «piqué» como siempre algo en mi marca favorita.

Avanzaba el día y como teníamos todavía un largo camino de coche por delante hasta el lugar donde íbamos a dormir esa noche (unos 135 kilómetros) nos pusimos en ruta rumbo al sur.

Si tenéis más tiempo podéis, además de otras playas únicas de esta costa, podéis visitar las necrópolis de Li Muri, que data de la segunda mitad del IV milenio a.C., y los complejos nurágicos de Malchittu y Albucciu. También tenía apuntado para visitar el pueblo de San Pantaleo, este no del litoral sino del interior.

Aparte de un paisaje bastante seco, os encontraréis paisajes muy montañosos. Como muestra, un botón, la zona montañosa del Supramonte, cercana ya a nuestro destino final del día.

Llegamos al municipio de Dorgali, donde se encuentra su visitado Museo Arqueológico, y nada más salir del pueblo y tras pasar un corto túnel, nos encontramos de bruces con un mirador desde el que podréis contemplar esta auténtica puerta entre la montaña y el mar, un pedacito del maravilloso golfo de Orosei.

Tras descender por la sinuosa carretera llegamos al vecindario de Cala Gonone, para dirigirnos a nuestro alojamiento de esa noche, un apartamento de planta baja llamado Casa Vacanze Mura. La casa, sencilla y sin lujos, la verdad que estaba muy limpia y nos hizo el servicio perfectamente, tenía dos habitaciones y un sofá cama. Pagamos 153€ por esa noche, tasa turística aparte (1,5€ por persona). Precio un poco alto quizás, pero tener en cuenta que esta zona es muy muy turística.

Nos duchamos y bajamos a dar una vuelta por el pueblo para cenar. Encontrar las calles de la zona de la playa con algo de bullicio siempre me gusta, mucho más que encontrarlas desiertas.

Finalmente nos decantamos para cenar en un restaurante que estaba casi lleno y con vistas al mar, de nombre Snoopy. Pedimos platos fuera de lo que son pasta y pizza y la verdad que nos gustaron mucho.

De postre, uno típico de Cerdeña, las seadas, una especie de empanadilla dulce bañada de miel. La probé y no estaba mal pero desde luego que me quedo con el tiramisú🤷‍♂️ .

Cenamos bastante bien y pagamos 108€ por un plato cada uno, con postre y bebida, apenas 22€ por persona, no está mal.

Esta es la ruta que habíamos hecho este día. Fijaos en la distancia y el tiempo, que dice mucho de la velocidad media que alcanzaréis en toda esta zona, muy baja.

Jueves 13 de junio de 2024

Nos levantamos y bajamos en coche hacia la zona del puerto, aparcamos en zona gratuita y desayunamos en la pastelería Disizos, un lugar estupendo lleno de dulces. Recordemos que en Italia hay más costumbre de desayunar dulce que salado, mucho más que por ejemplo sucede en nuestro país. Comimos algo acompañado de un café y compramos unos bocadillos para la ruta. Pagamos 36€.

Para este día (y por eso habíamos decidido dormir en Cala Gonone en lugar de otros sitios cercanos como por ejemplo Orosei) habíamos reservado desde España una de las excursiones que yo recomiendo hacer sí o sí en esta cosa sarda. Reservamos en la página Excursión Cala Gonone, pero si no es temporada alta podéis hacerlo directamente en el propio puerto que como véis está repleto de casetas que ofrecen básicamente lo mismo.

El barco partía a las 10h de la mañana y estaríamos hasta las 17:30h. Pagamos 60€ cada uno por ir en esta embarcación, que la verdad que no estaba mal, eso sí, daros crema solar en cantidades industriales.

El recorrido transcurre por las fantásticas calas del llamado Golfo de Orosei, también llamada Costa de Baunei, consideradas de las mejores de Europa.

Las dos vías de acceso principales del Golfo de Orosei se ubican en los dos extremos del parque nacional, en la localidad de Cala Gonone al norte y Santa Maria Navarrese al sur.

Íbamos 11 personas en el barco y como siempre de las más variopintas nacionalidades, una pareja eslovaca, unos argentinos, dos franceses, etc y un sardo a los mandos que nos iba dando explicaciones en inglés e italiano de los lugares más interesantes.

Primero os encontraréis unos acantilados calizos horadados por la fuerza del agua con cuevas como por ejemplo la Gruta del Blue Marino.

La embarcación iba haciendo stops en las sucesivas playas del recorrido, en algunas paraba y en otras no. En Cala Fulli, la primera de ellas, pudimos tirarnos al agua y nadar unos minutos.

A continuación pasamos por Cala Luna, en la que desembarcaríamos a la vuelta, una de las top del recorrido. Luego pasamos ante cala Sisine, otra bonita playa aunque la vimos también desde el mar.

La siguiente ya era un plato fuerte, quizás la mejor y más conocida de todas, Cala Mariolu.

Obviamente estas rutas tienen el inconveniente de que son tan populares que cuando llegas a una de estas playas, digamos, paradisíacas (me acuerdo de la famosa playa de Di Caprio de las Phi Phi Islands en Thailandia) son de todo menos solitarias, pero bueno, es lo que tiene el turismo masivo, y eso que estábamos en junio, no me quiero imaginar esto en julio y agosto. A pesar de esto, estuvimos agusto, nos dimos unos buenos baños y pasamos como una hora disfrutando de sus aguas.

Os recomiendo caminar hacia los lados y descubrirla por completo. Si tenéis escarpines o sandalias os resultarán útiles porque las playas no son de arena si no de piedras finas que molestan al caminar.

De vez en cuando veíamos llegar a gente cargada con mochilas que habían accedido a esta cala caminando desde su parte sur.

En el extremo norte tenéis un recodo que podéis ver desde un promontorio de roca que permite ver lo espectacular que esta playa, no os lo perdáis.

Después de pasar los minutos finales entretenidos observando una sesión de fotos a una modelo despampanante, nos vino a recoger nuestra lancha y seguimos la ruta hacia el sur.

Veríamos desde el mar una cala llamada Gabbiani para poco después alcanzar la fantástica y famosa Cala Goloritze, en la que tampoco desembarcamos, esta porque no está permitido. Lo que sí se puede hacer para acceder a ella es ir por tierra con un trekking de algo menos de 4 kilómetros con un desnivel importante. Calcula al menos una hora y media de ruta y ve preparado con agua y comida porque allí no tendrás ningún servicio. Ah, y una buena amiga nos recomendó que si la hacíamos tomáramos algo (por ejemplo un desayuno) en un bar llamado Su Porteddu. ¡Ojo! Este enclave natural está protegido con un aforo limitado a 250 personas al día. Debido a ello, tienes que reservar un permiso de acceso gratuito en la app Heart Of Sardinia.

Continuamos hacia el sur hasta llegar a una especie de fiordo o entrante llamado Porto Pedroso, donde dimos la vuelta y regresamos. Habíamos recorrido según el capitán de nuestra embarcación, unos 23 kms desde Cala Gonone.

A la vuelta, además de que nos dieron un pequeño aperitivo de embutido y vino blanco nos permitieron desembarcar en la segunda y más larga parada del recorrido, en la también fantástica y popular Cala Luna.

Nos acomodamos en la isla que aunque con gente, esta era bastante más larga que Mariolu con lo que podíamos estar más cómodos. Nos comimos el bocadillo en el extremo sur, con estas fantásticas vistas.

Esta playa tiene incluso un chiringuito bastante grande donde se puede comer. Nosotros nos tomamos un café tranquilamente en su agradable y amplia terraza. A esta playa también se puede acceder a pie, podéis informaros cómo con una simple búsqueda.

Como teníamos tiempo, me dí un paseo que recomiendo hasta su parte sur, donde como véis las formas de la roca asemejan una gran ola.

En esta zona os encontraréis varias cuevas que permiten tener esta perspectiva tan característica de esta cala.

La verdad que es un acierto parar en esta playa, me encantó, como siempre, qué color de agua, espectacular.

Ya sobre las 16h se acercó nuestro transporte para hacer ya el camino de vuelta.

Tras disfrutar del trayecto de vuelta, llegamos bajo un sol de justicia a nuestro sitio de partida, eran sobre las 17h.

Aquí tenéis un mapa local que os puede ayudar a planificar vuestro viaje o a aclararos bien dónde está cada lugar, sobre todo sus fantásticas playas.

Nos tomamos un helado y luego unas cervezas, disfrutando de las vistas.

Regresamos al coche para ya ir hacia nuestro siguiente destino, que no sería en la costa, ni cerca de una playa.

Dado que en Cerdeña hay múltiples establecimientos de lo que llaman allí agriturismo, que podría traducirse de una manera literal como un tipo de turismo que gira en torno a la agricultura y la vida en el campo y que en España lo solemos asociar al ecoturismo, decidí buscar uno y reservar al menos una noche. Me decanté finalmente por uno llamado Neulè del que os dejo su página web (Ecoparco Neulè).

Las habitaciones como habíamos leído estaban bien, y tienen ese toque de madera y rural que a mí personalmente me encanta.

Pero lo que quizás atrae más de este alojamiento son sus estupendas vistas al Lago del Cedrino😍😍.

Así que después de ducharnos nos tomamos una cervecita, como no, la local de nombre Ichnusa, que con esta puesta de sol siempre sabe mejor, que lugar tan estupendo.

Otro de los factores que me hizo decantarme por este alojamiento es que este permitía disfrutar de una típica cena sarda, así que ni me lo pensé.

La cena sarda no la hacen todos los días y sólo si hay un mínimo de comensales pero ese día tuvimos suerte porque éramos unas 30 personas, la mayoría extranjeros por cierto. En este agradable salón la disfrutaríamos.

Empezamos por los entrantes, unos embutidos, tan populares en el país transalpino, acompañado de un tipo de picadillo de carne especiado muy sabroso.

Luego continuamos como no con pasta, que en Italia la toman por la noche sin ningún tipo de problema, un buen plato de orechiette.

Y cuando ya estábamos algunos casi llenos, llegó el plato estrella y más contundente, la carne, que vimos fuera cómo se iba haciendo poco a poco al método tradicional. Es el Porceddu o maialetto (el cochinillo que llamamos en España), uno de los platos más famosos de Cerdeña.

Aquí nos plantaron este plato que a ver si teníamos narices de terminarlo.

Llegaron los postres y nos ofrecieron degustar unos licores típicos sardos (el mirto como no, no podía faltar) y la verdad que acabamos bien bien llenos, a la vez que satisfechos.

Pagamos 45€ por la cena, un precio alto pero es verdad que fue mucha comida y hecha en casa al 100%, y como digo yo, por lo bueno y tradicional nunca hay que escatimar.

Esta es la situación del alojamiento, como véis muy cerquita de la costa.

Viernes 14 de junio de 2024

Ese día dormimos fenomenal, en un entorno de tranquilidad y de cero ruidos y bajamos a degustar el impresionante desayuno que nos esperaba, todo ‘fatto a mano’ y muy muy bueno.

Este fue el alojamiento sin duda más caro de todo el viaje, pagamos por las dos habitaciones que eran triples, en total 290€, desayuno incluído. La atención fue muy buena y las instalaciones impecables, un lugar muy recomendable y que volvería sin duda.

El alojamiento ofrece actividades como suele ser habitual tipo excursiones a caballo, alquiler de bicicletas o kajaks pero ya que estábamos en Cerdeña, ver algo que sólo haya allí, ¿no? e investigando sobre un sitio para visitar en medio de la naturaleza encontré la llamada Gola de Gorropu, esto es, un espectacular desfiladero único que cuando ví fotos de él, me dije, ahí hay que ir.

Este cañón, que es el más profundo de toda Italia y leímos que el segundo de toda Europa, es una gigantesca grieta que ha erosionado el río Flumineddu y que llega a alcanzar los 500 metros de altura.  

Después de estudiar la visita antes de ir, averigué que hay dos rutas principales para llegar a ella, la ruta 1 que indico más durilla pero con mejores vistas, y la ruta 2, más larga pero de menos desnivel, aunque sin apenas tramos totalmente llanos.

  • Dificultad moderada: 6 kms (sólo ida). Desde el puerto de montaña de Genna Silana parte del parking del hotel Silana. Aquí os pongo el enlace de la estupenda web Wikiloc (RUTA 1)
  • Dificultad fácil: 8.6 kms (ida). Desde el Puente S’Abba Arva. (RUTA 2)

Nosotros finalmente nos decantamos por la segunda así que pusimos rumbo desde nuestro alojamiento al Puente S’Abba Arva. Paramos antes a comprar unos víveres en un pueblo cercano y aparcamos en un amplio parking que hay junto al puente. Por lo visto cobraban 8€ pero no sé si por llegar pronto o por no ser temporada alta, no pagamos nada.

El camino discurre durante unas dos horas por un tramo del río Flumineddu y la ladera sureste del monte Oddeu.

Llegamos a la entrada de la garganta donde había una caseta y donde como sabíamos, había que pagar 6€ por entrar, mmm, tengo mi opinión sobre estas tasas… si son para protegerlas, ok, pero no me imagino en España tener que pagar por hacer una ruta, la verdad. Ojo, no admiten tarjetas así que llevar dinero en metálico.

Os darán una pequeña explicación, que para nosotros fue en español, y nos dijeron que estadísticamente los alemanes son los que más les visitan de fuera de Italia, españoles, no muchos.

Entramos y comenzamos a subir por el lecho del río que en este mes se encontraba completamente seco. Lleno de enormes piedras, el acceso es estrecho pero es fácil avanzar en esta primera parte, donde podemos tener vistas tan bonitas como esta.

La corta ruta que se puede hacer ya en la propia garganta, se divide en tres partes según el tipo de dificultad, con una primera señalizada como verde, luego una amarilla algo más complicada y donde el paisaje ya empieza a ser mucho más espectacular y finalmente una roja que viene indicada como sólo recomendada para visitarla con un guía especializado y bien equipado.

La verde estaba llena de grandes rocas pero se podía atravesar más o menos fácilmente.

Luego ya llegamos a la parte amarilla, donde ya se iba estrechando el cañón y el avanzar se hacía más complicado (aunque para nada si estás medianamente en forma).

Esta zona ya es impresionante, con unas paredes a ambos lados espectaculares y donde hay que tener cuidado al cruzar por encima de las piedras porque son bastante resbaladizas aunque estén secas, ese es el mayor peligro.

Llegamos al límite donde empezaba la zona roja y a la que decidimos ya no continuar siguiendo las recomendaciones oficiales (cosa que no todo el mundo hacía), luego suceden los accidentes.

Regresamos a la zona donde estaba la caseta informativa y nos indicaron que había una fuente donde se puede coger agua para beber y refrescarse. Comimos el bocadillo que llevábamos e iniciamos el camino de regreso.

Deciros que si habéis hecho la ruta más dura y no os apetece regresar caminando tenéis la posibilidad de hacerla de vuelta en vehículo 4×4 previo pago de 18€ por persona. La opción de ruta que hicimos nosotros no tenía esa opción.

Para esa noche, había reservado desde España con la página Booking.com un apartamento en la localidad de Muravera (me costó bastante encontrar alojamiento en esta zona del sureste a buen precio) así que tras la ruta pusimos rumbo al sur, que teníamos unos 110 kms pero de carretera nacional. Atravesamos de nuevo unos espectaculares paisajes montañosos.

Llegamos al alojamiento en este pueblo de unos 5,000 habitantes donde una amable propietaria nos acogió y nos dió las instrucciones del apartamento que la verdad que estaba muy bien, con dos habitaciones, una cocina con sofá cama muy cómodo y una estupenda terraza. Además nos recomendó un restaurante para cenar. Pagaríamos 140€ por el apartamento que encontraréis como Residenza Petrera.

Después de ducherno, salimos en búsqueda del sitio recomendado, y la verdad que nos pareció que el pueblo tenía bastante poco ambiente, a pesar de que era viernes. Llegamos al lugar, que realmente era una hotel, llamado Green Gallery Hotel y en su casi vacío comedor nos acomodamos y pedimos la carta.

Comimos un poco de todo, pasta, atún, una bruschetta, hamburguesa, unos 8 platos para los 5, que con postre y bebidas pagamos 127€. La verdad que no estuvo mal, cenamos bien, sencillo pero bien.

Esta fue la ruta que habíamos hecho ese día.

Sábado 15 de junio de 2024

Nos levantamos temprano y tras recoger todo salimos a la búsqueda de un lugar para desayunar. Finalmente lo hicimos en un bar de lo más local rodeado de lugareños de avanzada edad llamado Corallo. Tomamos 5 cafés con 5 croissants y pagamos 19€.

A continuación buscamos una tienda para hacer compra para los próximos días. Aquí apreciamos claramente la importancia de la pasta fresca en la gastronomía italiana. Opciones como los ravioli ripieni o los gnocchetti sardi son muy populares.

Este día ya llegaríamos a Cagliari, última parada de nuestro viaje, pero antes habíamos previsto pasar la mañana en alguna playa ya que en esta zona del sureste de Costa Rei – Villasimius las hay y muy buenas.

Después de una recomendación de mi buena amiga Elisabetta, sarda y que conocí en Panamá, acudimos a la playa Porto Giunco pero ese día sí que no tuvimos suerte con el clima, estaba nublado y hacía bastante viento, lo que por lo visto suele ser bastante habitual en esta zona.

En este mapa que fotografié veréis la situación de esa playa y de otras cercanas.

Llegamos al parking de la playa, donde como no, había que pagar 5€ por dejar el coche y nos acomodamos en el arenal que debido al tiempo no muy agradable deslucía bastante aunque tengo que decir que la playa estaba muy bien, limpia, de arena fina y aguas cristalinas.

Si no sois de estar todo el tiempo tumbado en la toalla y os gusta un poco de actividad, recomiento subir a la colina del sudoeste, en cuya cima, se alza la imponente Torre de Porto Giunco que, con sus nueve metros de altura, fue construida en el s. XVII por los españoles para defenderse de los ataques de los piratas.

Desde este promontorio hay unas vistas estupendas y se puede apreciar la laguna de Notteri donde habitan flamencos rosados y otras aves migratorias y los dos chiringuitos donde podréis tomar algo tranquilamente.

Comimos un bocadillo y dado que el sol no aparecía, qué lástima, decidimos ya dejar la playa y dirigirnos a Cagliari.

En esta zona si tenéis tiempo podéis también acercaros a conocer Punta Molentis o al Capo Carbonara, el punto más al sur de esta costa sudeste y donde podréis observar a lo lejos la cercana isla Cavoli. También un plan que sopesé pero que finalmente por horario deseché fue conocer el Museo dell’Olio di Dolianova, que incluye una visita guiada y degustación de aceite y que puede ser algo diferente e interesante.

Llegamos a Cagliari, por supuesto la ciudad más importante de Cerdeña con sus 150,000 habitantes y donde había reservado otro apartamento para las dos siguientes noches que resultaría el mejor de todo y por mucha diferencia.

Después de una comunicación perfecta con su propietario, Gian Franco, un amable sardo que nos hizo la estancia más que fácil llegamos a nuestro alojamiento donde nos esperaba nuestro amigo para darnos las llaves y mostrarnos el impresionante apartamento llamado Blue Sea Rooms Apartment Cagliari por si lo queréis buscar en Booking.com aunque yo recomiendo reservarlo directamente con él. Aquí os dejo su contacto que él me ha permitido añadirlo aquí +39 345 521 4825. Pagamos 290€ por las 2 noches.

El apartamento dispone de 3 habitaciones, pero cada una con su ¡¡baño privado!! un lujazo. Tiene una cocina, terraza y dispone de lavadora. Los 5 coincidimos en que estaba espectacular.

Además fue tan amable Gian Franco de dejarnos esto para nuestra llegada. Debutaba España en la Eurocopa de Alemania que finalmente ganaríamos y nos vino de maravilla para disfrutar del 3 – 0 a Croacia.

Si no disponéis de coche o no queréis cogerlo, para ir al centro está el autobús M a apenas 50 metros de la casa. Nosotros decidimos ir con el coche porque ya era un poco tarde y no nos queríamos retrasar. Por recomendación de Gian Franco fuimos a la zona de la playa Poetto, con su famoso y visitado paseo marítimo Viale Lungo Mare Poetto. Ahí mismo estaba el restaurante Antica Cagliari, también recomendación suya. Esta es su situación con respecto al apartamento.

Por fuera el restaurante prometía…

El sitio la verdad que estaba bien, comida más elaborada, mejor servida, de raciones pequeñas, como la nueva cocina que dicen ¿no?. Degustamos por ejemplo este pulpo in crosta muy original, estaba bueno.

Y por supuesto el tiramisú, postre estrella en nuestro grupo.

Pagaríamos la cuenta más alta de todo el viaje, 188€ en total, cenamos bien pero vamos, yo es que soy más sencillo, no necesito muchos lujos.

Dimos un paseo y nos acercamos a la playa, era sábado y había bastante ambiente pero estas zonas suelen ser más de disfrutarlas de día aunque pude leer que tienen bastante vida nocturna los chiringuitos, supongo que en temporada más alta. Esta spiaggia tiene hasta 8 kilómetros nada menos de arena.

Paseíto y regresamos al apartamento a descansar.

Esta es la ruta que habíamos seguido ese día.

Domingo 16 de junio de 2024

Nos levantamos y nos fuimos al centro sin desayunar, queríamos hacerlo en el corazón de Cagliari. Era domingo, con lo que no teníamos que pagar por aparcar en zona azul así que llegamos cómodamente en coche y lo dejamos por la zona del puerto, concretamente en este parking Parcheggi Cagliari Centro, Piazza Deffenu.

Cagliari, que con su área metropolitana alcanza los 430.000 habitantes, casi la tercera parte de la población de la isla (que está en torno a 1,5 millones), conserva importantes restos de los períodos fenicio, cartaginés y romano. Los barrios históricos de Stampace, Marina, Villanova y Castello, están salpicados de iglesias a cada paso por sus transitadas calles y son los más céntricos de la capital.

Una vez dejado el coche caminamos hacia el barrio de Marina, de calles comerciales en cuadrícula. El área, que antaño era hogar de pescadores y comerciantes, hoy alberga los mejores restaurantes y bares de la ciudad y representa también la mezcla étnica de culturas.

Tuvimos que buscar un poco porque no encontrábamos bares abiertos a esa hora (sobre las 9 y media) hasta que finalmente nos topamos con uno llamado Rafè coffee & shop e bistrot. Como indico arriba era domingo y además llovía un poco, así que se levantó el día no muy agradable.

El sitio, turístico, y más bien caro, estaba lleno hasta la bandera y nos tardaron en atender. Desayunamos unas cuantas cosas, no sólo bollería, algún bocadillo, zumos de naranja, cafés y pagamos una buena receta, 60.5€.

Terminamos y ya nos propusimos ir a conocer los monumentos más importantes de Cagliari, que afortunadamente están bastante cerca unos de los otros.

Caminamos hacia un costado y visitamos la Iglesia de Santa Eulalia, construida en estilo gótico-catalán y que alberga vestigios de época romana.

Tras visitarla, comenzamos a caminar colina arriba y nos encontramos con uno de los monumentos más emblemáticos, el Bastión de Saint Remy que separa el barrio Marina del que venimos y los de Castello al oeste y Villanova al este. Fue construido en piedra caliza blanca y amarilla a finales del siglo XIX en las antiguas murallas de la ciudad y llega hasta una imponente altura de 20 metros. A mí personalmente fue uno de los monumentos que más me gustaron. Es de estilo neoclásico.

Muy cerca está el Giardino Sotto Le Mura un jardín muy bonito y un lugar ideal para descansar. Desde allí, se puede tomar el ascensor hasta lo alto del Baluarte si no quisiérais subir las escaleras, pero vamos, yo lo dejaría para la gente que de verdad lo necesita.

Una vez arriba podréis disfrutar de una panorámica estupenda de la ciudad y del puerto. La amplia Terraza Umberto I a la que llegaréis la encontraréis seguramente llena de turistas y de vendedores ambulantes.

Continuamos ya recorriendo el barrio de Castello, que recordemos fue fundado en el siglo XIII y se encontraba fortificado con muros, torres y bastiones. Subimos por la vía Nicolo Canelles hasta llegar a la Piazza Carlo Alberto. Toda esta zona está bien, pero no me acabó de entusiasmar esa mezcla de edificios bien conservados y algunos bastante deteriorados y decadentes.

Lo que sí me gustó mucho y lucía estupenda fue la Catedral de Santa María. La Iglesia original fue construida por los pisanos en el siglo XIII, aunque fue objeto de remodelaciones y ampliaciones posteriores que terminaron en 1930 con la sustitución de la fachada barroca de 1702 por la actual de estilo románico-pisano.

Al lado de ella está el Antiguo Palacio de la Ciudad o Palazzo Bacaredda, que fue la primera sede municipal de Cagliari desde la Edad Media hasta 1906 como rezaba en una placa informativa. El edificio se remonta al siglo XIII pero fue reformado por los piamonteses en 1787.

El interior de la catedral obviamente merece una visita, construido en mármol la verdad que impone por dentro, muy bonita. Además como era domingo pudimos quedarnos un poco a ver cómo se celebraba la misa.

Junto a ella recomiendo visitar también la pequeña y curiosa chiesa de Nuestra Señora de la Esperanza, de religión ortodoxa y cuya misa y cánticos pude disfrutar durante un rato y que me resultó de lo más curioso, me vino a la memoria mi visita a Atenas hace unos años, plagada de iglesias ortodoxas.

Continuamos subiendo, para ver a nuestra derecha el Palacio Real, antigua sede del Vicerreinato con Pedro IV de Aragón y que si tenéis tiempo recomiendo su visita interior.

Siguiendo el camino en ascenso os encontraréis con un mirador a la derecha que os permitirá contemplar otra perspectiva de la ciudad.

Por fin en su parte más alta, llegamos a la Piazza Arsenale donde encontramos por casualidad esta placa dedicada al paso del más famoso escritor español por Cagliari y que podríamos traducir como: al soldado de la expedición española a Túnez Miguel Cervantes que llegó al mar de Cagliari en Septiembre de 1573. Año 1955. Autor: Asociación de Amigos del Libro.

Al escritor, que como todo el mundo sabe perdió un brazo en la batalla de Lepanto en 1571, el rey Felipe II lo envió a Túnez, con salida prevista desde el puerto de esta ciudad en 1573.

Aquí podréis ver laTorre de San Pancrazio que con sus 36 metros de altura es el punto más alto desde donde se divisa toda la ciudad de Cagliari, con una vista de 360º y la que podéis subir. Justo al lado se encuentra la Torre del Elefante, construida en 1307 y que debe su nombre a una pequeña figura de piedra de ese animal que sobresale de su fachada.

Al lado del castillo entramos en un complejo construido en los años 70 en la zona que albergó el Real Arsenal, ahí se encontraban el Museo Arqueológico, la Pinacoteca y un par de museos más pero todo lo encontramos muy desangelado, sorprendentemente vacío, y no debían estar cerrados los domingos, según sus horarios oficiales. Esta zona sinceramente nos dejó a todos bastante fríos, quizás no dimos con la visita más óptima 🙄. Si podéis contratar un free tour, hacerlo, yo por más que busqué no conseguir dar con uno, además no ví ninguno en todo el recorrido.

Salimos por la Porta Cristina para dirigirnos a ver el edificio público más importante de la Cerdeña romana, el Anfiteatro Romano de Cagliari, que según la placa que hay en la entrada fue construído en el siglo II d.c.,. Con una capacidad para 10.000 espectadores, estos asistían a combates a muerte entre gladiadores, entre hombres y fieras y a la ejecución de penas capitales (como decía Obelix, están locos estos romanos….).
Había que pagar para entrar a verlo, pero vamos, con verlo desde fuera, yo creo que no merece la pena más.

Y aquí terminó nuestra visita de los monumentos más céntricos y creo que más importantes de la ciudad.

A continuación nos dirigimos al barrio de Stampace, concretamente a su principal calle, el Corso Vittorio Emanuele II. Sin mucho ambiente ya que en esta zona por lo visto suele haber más movimiento por las tardes, las calles y la arquitectura me gustó ya más que la zona que habíamos visto.

Tomamos algo, entramos en alguna tienda a comprar algo y un poco más pronto de lo habitual para nosotros (sobre las 13h) nos propusimos buscar un restaurante, como suelo hacer la mayoría de las veces, improvisando sobre la marcha. Había tanta oferta que era difícil decidirse pero finalmente nos sentamos en el restaurante Grotta Marcello, en la Piazza Jenne, ya que además ofrecía la posibilidad de pizzas sin gluten. A pesar de lo céntrico que estaba, sus platos de pizza y pasta estaban en torno a los 15 – 16€ con lo que con bebida y postre pagamos en total 113€ (unos 22.5€ por cabeza). Fueron muy amables y la comida estuvo buena.

Como teníamos una actividad que empezaba a las 16h, de ahí el comer pronto, caminamos ya a paso ligero en dirección al coche atravesando otra calle comercial importante, la via Giuseppe Manno donde no podíamos no hacernos la foto de rigor de nuestros Zaras por el mundo. Publicidad gratis don Amancio 😄.

No faltó tomarnos otro helado, siempre con la panna sobre el mismo para llegar al coche sobre las 15h.

Este es el camino que habíamos seguido esa mañana.

La actividad contratada como decía era a las 16h y consistía en un paseo en barco acercándonos a la Sella del Diavolo y Calamosca y que debíamos tomar en el Porticciolo di Marina Piccola, en el extremo oeste de la playa del Poetto. Duraba unas 3h y haría 3 paradas. Lo contratamos con la empresa Civitatis y pagamos cada uno 65€.

Esta era la lancha, muy parecida a aquella con la que recorrimos el Golfo de Orosei.

Arrancó la embarcación el desganado capitán para llevarnos en primer lugar a los pies de la Torre del Poetto, que se encuentra en el promontorio de la Sella del Diavolo. Esta es una zona natural que separa la playa del Poetto de la de Calamosca y que cuenta con un camino natural para hacer a pie permitiendo disfrutar de un bella panorámica del golfo de los Ángeles y que nosotros pudimos hacer desde el agua.

Junto a la Torre hicimos la primera parada y aunque el día no invitaba mucho porque seguía nublado, al estar ahí resguardado del viento nos animamos algunos a bañarnos.

Este lugar a los pies del acantilado, tengo que decir que estaba muy bien, un entorno tranquilo y muy agradable, y por supuesto de aguas limpias, que habrían lucido más de haber estado el día soleado.

Como a la media hora reiniciamos la marcha para bordear la costa y llegar a la playa de Calamosca, donde hicimos otra parada en un entorno que no me gustó tanto como el primero pero que tampoco estaba mal y desde el que se podía ver la Torre dei Segnali o Calamosca, y su vecino faro. La torre fue alzada en 1638 y su construcción formó parte del proyecto de defensa español en Cerdeña.

Después de una parada final y más larga donde la primera y cerca de tres horas en total regresamos al puerto, no sin antes disfrutar de la brisa marina e irnos despidiendo de la ciudad que veíamos a lo lejos bajo una inminente y nublada puesta de sol.

¿Opinión? a ver, el paseo en barco no estuvo mal, no es un mal plan, es verdad que veníamos del anterior que fue espectacular por Gonone y eso hizo que este quedara deslucido pero insisto, no me parece un mal plan si tenéis muchos días o si queréis algo más tranquilo que patear y patear la ciudad, que sinceramente, tampoco es que me haya enamorado de lo que pude ver.

Esta es la ruta aproximada que habíamos hecho de ida y vuelta.

Tras dejar el puerto, nos acercamos al paseo junto a la playa del Poetto que de día lucía mejor, aunque sin gente. Al fondo está el pequeño puerto deportivo de donde salió nuestra embarcación y el saliente de roca que hay detrás es la Sella del Diavolo.

Dimos un paseo por, ahora sí, su animado lungomare, y ya sobre las 20h fuimos a cenar en un restaurante llamado Al Poetto. Esta vez cenamos muy muy bien, yo disfruté como un loco de un arroz con marisco es-pec-ta-cu-lar, lástima que no fuera la ración más grande.

El resto también disfrutó de sus platos tanto que todos coincidimos que posiblemente este había sido el mejor restaurante de toda nuestra estancia en Cerdeña así que apuntarlo bien.

Pagamos la cuenta de 119.5€ y regresamos a nuestro alojamiento. Al día siguiente había que madrugar para regresar.

Y ya el lunes 17, tras recorrer los apenas 15 minutos que hay del apartamento al aeropuerto en coche y devolverlo tras haberle hecho unos 1,100 kilómetros regresamos a España en un vuelo de la compañía Ryanair con la sensación de haber pasado una muy buena semana en la isla italiana.

Espero que os animéis a disfrutarla también y que esta detallada entrada que he hecho os ayude a planificar y sacar el máximo «jugo» a vuestro viaje.

Esta es la ruta resumida uniendo los hoteles que habíamos hecho:

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